lunes, 28 de mayo de 2012

#YoSoy132 Y NARCOPOLÍTICA


COLUMNA
CHICOTAZOS



#YoSoy132 Y NARCOPOLÍTICA


No hay mayor lujuria que el pensar.
Se propaga este escarceo como la mala hierba
en el surco preparado para las margaritas.
(Fragmento de un poema de la polaca Wislawa Szymborska)



FREDDY SECUNDINO S.

Cual mortífero presagio, en tan sólo unos cuantos días el cielo de Enrique Peña Nieto y el PRI se copó de negros nubarrones, anunciando una impredecible tormenta huracanada.
         Asustados y sabedores de que su suerte electoral se asemeja a un barco a la deriva en alta mar, cimbrado por el oleaje, anunciaron un supuesto golpe de timón y lanzaron un SOS a sus votantes.
         Sin embargo, éstos se hallan más preocupados por sí mismos que por ponerle atención a su capitán y a la tripulación del tricolor navío.
         Válgase la metáfora para hablar de los dos golpazos que recibió el candidato presidencial priista y su partido: la irrupción y acelerada crecida del movimiento #YoSoy132, y el involucramiento del ex gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington con el narcotráfico, según autoridades judiciales estadunidenses.

EL RAYO #YoSoy132

El viernes 11 de mayo, cuando estaba por subirse a su camioneta, tras huir a paso veloz de los enardecidos estudiantes de la Universidad Iberoamericana que le gritaban improperios, Peña dijo a una reportera que la protesta no era “genuina”. Y minutos más tarde, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, se atrevió a denigrar a los chavos llamándolos porros, acarreados y quién sabe cuántos epítetos más por el estilo. Cuán ignorantes eran de lo que se les vendría encima.
         A estas alturas, agrupados como #YoSoy132, la chaviza de la Ibero ha recibido no sólo el apoyo del alumnado y académicos de diversas universidades e institutos (públicos y privados) de educación superior del Distrito Federal y otros puntos del país, sino de familiares y organismos sindicales y de defensa de los derechos humanos.
         Si bien insisten en etiquetarse como “apartidistas”, los estudiantes hacen hincapié en llamar al electorado mexicano para que emita su voto el 1 de julio “de manera razonada”, informándose no por las televisoras (principalmente), sino a través de las redes sociales (hay que destacar que su primera consigna es por una mayor equidad informativa). La cuestión aquí es que la mayoría de las páginas periodísticas en internet son dominadas por esos mismos medios informativos que critican y descalifican.
         Aunque públicamente su discurso sea “apartidista”, en lo individual quizá la mayoría de quienes conforman y simpatizan con el movimiento es tendiente no sólo de negarle su voto al PRI y al PAN, sino que está a favor de Andrés Manuel López Obrador (no del PRD, que no es lo mismo).
         Esto se sostiene no sólo porque el detonante del #YoSoy132 fue la protesta y rechazo tajante a Peña Nieto, sino por las cartulinas y consignas en las concentraciones públicas de los estudiantes.
         No en balde los intentos de algunos simpatizantes de AMLO por tratar de influir en el movimiento, haciendo un llamado para sumarlos al candidato (recuérdese al escritor Paco Ignacio Taibo II en la “Estela de la corrupción” durante el mitin allí realizado hace unos días. Por su parte, Josefina Vázquez Mota también expresó su pretensión de sentarse a dialogar con el #YoSoy132).
         Esta lógica hizo que Peña insistiera en su hipótesis de que los chavos fueron manipulados “por el candidato de la izquierda”. Pero al darse cuenta de que el movimiento amenaza seriamente su supuesta estabilidad y súper ventaja (según las encuestas pagadas por su partido o por los medios de información afines), dio una vuelta de tuerca a su discurso y ahora resulta que ya le pone atención a las manifestaciones estudiantiles porque son “respetables y genuinas”.
         Además, anunció y pidió a los consejeros nacionales del PRI “romper con el pasado”, por aquello de las acusaciones de corrupción con que se identifica a su partido y a los gobiernos federales, estatales y municipales priistas.
         Aunado a ello, el PRI echó a andar su maquinaria en todo el país (al igual que su aliado, el Partido Verde) para movilizar a sus juventudes para que inunden las redes sociales y los números telefónicos con mensajes de apoyo a Peña y al PRI, así como para contrarrestar al #YoSoy132.
         Hasta ahora, estos muchachos priistas no han logrado más que una gigantesca ola de rechazo, burlas y críticas en Facebook y Twitter, que presagian un rotundo fracaso como contrapropuesta.
         Hay que agregar también, en el mismo sentido y con el mismo resultado negativo en su contra, a la pléyade de opinadores y/o apoyadores de Peña en televisión, radio y prensa escrita, quienes tratan de minimizar al movimiento estudiantil argumentando que “unos 40 mil o más” estudiantes desorganizados e impetuosos no son representativos del millonario universo juvenil mexicano con credencial para votar.
         No mencionan, claro está, que las encuestadoras cuyos números dan a conocer ellos mismos sólo entrevistan a unos cientos de electores y sostienen sus resultados como “apegados” a la realidad.
         Es claro que Peña jala a un buen porcentaje de chavos a su lado, pero por lo visto hasta ahora en las redes sociales la balanza se inclina hacia las juventudes amlistas (sobre todo) y panistas. Nadie puede afirmar cuántos de los cerca de 30 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años de edad empadronados votarán por un candidato u otro, pero si el movimiento #YoSoy132 aprovecha el poco tiempo que queda para las elecciones y logra atraer a la mayoría de ese universo electoral, las posibilidades de AMLO son mucho mayores que las de Peña y Vázquez Mota.
         Además, hay que considerar que los 7.8 millones de “ninis” (jóvenes que no estudian ni trabajan), según cifras de la UNAM, no estarían en su mayoría inclinándose por la candidata del PAN (Calderón es el presidente del desempleo), ni por el del PRI (¿cómo creerle, después de su reacción en la Ibero contra la juventud mexicana con poder de opinión?).
         Por supuesto que miles de los “ninis” se abstendrán de votar o anularán su voto, y junto con ellos quizá sus familiares, pero al parecer estos comicios están animando al electorado en general más que los anteriores. Y si esto es así, y de acuerdo con estudios recientes, a mayor número de votantes, más grandes son las posibilidades de que el PRI pierda y, eventualmente, AMLO salga favorecido.
         Hace unos días, el investigador Eduardo Loria, de la Facultad de Economía de la UNAM, reveló que el 22 por ciento de jóvenes de entre 15 y 24 años de edad (allí se ubica un buen número de los 7.8 millones de “ninis”) ya no busca empleo porque están desalentados ante su infructuoso peregrinar. De ahí el acelerado aumento de la ocupación informal que, según Loria, alcanza ya el 28 por ciento de ese sector de la chaviza.
         A esto, claro, se agregan quienes deciden sumarse a la delincuencia (léase narcomenudeo), una actividad no considerada en la economía informal y de la que no se tienen datos.
         Así pues, el #YoSoy132 debe homogeneizarse a la voz de ya y ser más activo que hasta ahora. No bastan su natural efervescencia hormonal y neuronal, ni su hartazgo de la dinosáurica y convenenciera clase política nacional, ni su lógico y acertado rechazo a los acomodaticios medios de información tradicionales.
         Si bien ya iniciaron la tarea de salir de las redes sociales para tomar las calles, plazas públicas y hogares, y pedir así al electorado que se informe como mejor pueda, que no se deje manipular y “razone” su voto, es imprescindible que no se divida ni se deje cooptar –ni en lo individual, ni en lo grupal– por ningún partido político.
         Pero más importante es que sepa orquestar su estrategia mediática y llevarla a la práctica cara a cara para que deje de ser meramente estudiantil y se convierta en una ola social que no sólo influya en el resultado del 1 de julio en las urnas, sino que vaya más allá en el sinuoso camino hacia una mejor democracia en el país.
         El #YoSoy132 deberá saber hacerse escuchar –inclusive, a través de los mismos medios que critica y descalifica: tv, radio y prensa escrita– como una voz que silencie a los políticos que ya no gustan de dirigirse a las personas directamente, sino a sus voceros, quienes –en aras de un interés propio o para mantener los privilegios logrados– sirven de megáfono a aquéllos, reduciendo los asuntos de interés nacional a poco más que pláticas de café o comentarios aduladores a quienes ostentan el poder político o para encumbrar a quien lo pretende gracias al derroche de dinero.
         Si el #YoSoy132 logra convertirse en un hashtag nacional por la esperanza de tener un país mejor y con verdaderas posibilidades de desarrollo, pasará a la historia como una de las revoluciones culturales más importantes del siglo XXI a nivel mundial. Para cambiar de raíz a una nación no se necesitan balas que maten, basta con el voto mayoritario en las urnas y la defensa posterior del mismo. Que así sea, por el bien de todos.

CÓMO SER PODEROSO Y NO QUEDARSE EN POLÍTICO

La otra sacudida a Peña y al PRI es la acusación que hacen las autoridades judiciales de Estados Unidos en contra del ex gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington.
         Cierta o no la presunción de que se hizo de muchos millones de dólares gracias a sobornos (o nexos o sociedad, da lo mismo) al cártel del Golfo cuando gobernó Tamaulipas, lo cierto es que al menos para efectos de la opinión pública nacional, ya se registró como un golpe al hígado a la campaña de Peña, no sólo por ser de su mismo partido, sino por la cercanía que el candidato presidencial mostró públicamente con el ahora defenestrado priista.
         Es curioso, por decir lo menos, que hace unas semanas, cuando se supo –como rumor– que Yarrington y otros dos ex gobernadores tamaulipecos (Manuel Cavazos, su antecesor, y Eugenio Hernández, su sucesor) eran investigados en el país vecino por presuntos nexos con el narcotráfico, Peña y el PRI saltaron de inmediato no sólo reclamando que se les juzgara socialmente a través de un rumor, sino que acusaron al gobierno federal mexicano de pretender sacar raja política del caso mientras se desarrolla el proceso electoral.
         Bastó que las autoridades estadunidenses confirmaran la investigación y la Procuraduría General de la República iniciara la propia, para que Peña y el PRI se deslindaran de Yarrington y, más aún, le suspendieran sus derechos partidistas, durante una ciclónica sesión del Consejo Político Nacional priista, además de pedirle a su correligionario que dé la cara, enfrente el proceso y demuestre su inocencia. O sea, como quien dice: si te vi, no te conozco, y si te acercaste, no fue porque yo te llamara.
         Pase lo que pase con Yarrington y, eventualmente, con Cavazos y Hernández, se sabe extraoficialmente que la marea no sólo arrastrará a otros políticos priistas de alto nivel, sino que podría llevarse consigo también al propio Peña Nieto.
         Y es que de algo han de servir –nunca más oportuno que ahora para utilizarlos– los “testigos protegidos” de la PGR (narcos presos que colaboran con el gobierno para reducir sus penas), algunos de los cuales navegaron con buena mar y a buen viento en el Estado de México mientras Peña fue gobernador de esa entidad.
         Sólo las autoridades saben qué tan fuertes y consistentes pudieran ser eventuales señalamientos contra Peña o algún alto ex funcionario de su gobierno. Quizá nada podría ser tan mortal –electoralmente hablando– como una acusación de esta naturaleza.
         Si bien tal vez no haría mella en el “voto duro” del PRI –hay millones de mexicanos que creen que la narcoviolencia se acabaría si el PRI gana la Presidencia de la República porque, dicen, los priistas “sí sabrían negociar con los narcos”–, un escándalo tal podría animar a participar el 1 de julio a ese alto porcentaje de electores (30 por ciento del padrón) que hasta ahora se dice indeciso de votar o no, o a quién darle su voto.
         El gobierno federal (léase PAN) le apostaría entonces a jugársela para que esos electores se inclinaran mayoritariamente por su candidata o, en última instancia, por AMLO.
         De ser esto último, Calderón jugaría un papel similar al jugado por Ernesto Zedillo en el año 2000: si en economía (empleo) y seguridad pública no ha de reconocérsele, sí podría ser en política, pues pasaría a la historia (al menos así lo manejaría) como el Presidente que evitó el regreso del país al pasado corrupto y de simulación que representa el PRI, y que a su vez logró una mejor democracia al transferir el poder a la izquierda.
         Sabedor de esto y más allá de su discurso amoroso, AMLO ha dicho desde el debate entre candidatos que mantendrá al Ejército en la lucha contra el narco y lo retirará paulatinamente, mientras la policía se prepara y se depura para estar apta contra esa tarea.
         Si hasta ahora esa clase de rumores –la colusión de políticos y militares con el narco– se han confirmado y, al parecer, lo que hemos visto no es más que la punta de un gigantesco iceberg, no debemos descartar que esos negros nubarrones en el cielo priista desaten un destructor huracán que acabe con los cantos de victoria anticipados de Peña y compañía.
         De nada le servirá congraciarse con la chaviza que lo detesta, ni los deslindes de presuntos narcopriistas, ni cien decálogos por una Presidencia “democrática” (como si esto no fuera una obligación primordial del primer mandatario o una exigencia natural del electorado, que no necesita que un candidato presidencial se la venda como propósito primero).
         Nada mejor que una acción como ésta, para que Calderón la utilice como la cereza del pastel que nos vendió como guerra (después “lucha”) contra el narco y la delincuencia organizada.
         Veremos.








martes, 22 de mayo de 2012

AY SÍ AY SÍ, CHAVOS vs. PEÑA


COLUMNA
CHICOTAZOS



AY SÍ AY SÍ, CHAVOS vs. PEÑA


FREDDY SECUNDINO S.

Con la absoluta seguridad de que Bruce Lee y Peña no, hoy me regocijo tratando de emular, al menos, las migajas letrísticas de un tal Krauze, el ya fallecido autor de “La silla del águila”, uno de los tres libros que han marcado mi vida (es que habla de un águila –macho, por eso el “un”— que sufrió una metamorfosis y cuando despertó el águila-dinosaurio ya no estaba ahí y se convirtió en un joven guapo que amaba la política y un día decidió ser presidente de su país y… eeeeeehh… ejem… eeeeehh...  híjole, es que no he terminado de leerlo porque apenas lo empecé hace cinco años).
         Y es que, bueno, ejem, eeeehh, todo esto viene aquí porque, como soy un “prole” honrado y sé leer, me he puesto a ver en el FB (o sea, el Facebook, para loosers que sólo ven televisión) que la “prole” unida jamás será vencida, a pesar de que el Chucky presidenciable (el títere hijo de Elba Esther Gordillo, o sea, el charlatán y demagogo bigotón del Quadri) considera “fascistas” y copia de las juventudes hitlerianas a los chavos universitarios que lo han corrido de sus escuelas y, de paso, defiende –cual Solín región 575– a su amiguis, el kalimanesco William Levy mexiquense del Peña Miento.
         También, claro –y quizá sobre todo–, porque hay periodistas quienes en sintonía con el susodicho títere no sólo minimizan las marchas de la chaviza contra la desinformación de las campañas electorales, sino que los desprecian porque –según ellos, igual que Peña y anexas– son orquestadas y manipuladas por “el candidato de la izquierda” (uno, que es muy preguntón y “prole” no manipulado, se queda pensando a quién se refieren porque no dicen el nombre del presunto culpable y hay cientos de candidatos de la izquierda).
         Ahora resulta que la libertad del “prole” termina donde los peñistas dicen que debe empezar la de ellos. O sea, como no puedo expresar ni siquiera un “¡Peña, la Ibero no te quiere!”, me atengo (OJO: dice a-ten-go, no ATENCO) a ser considerado un porro intolerante, acarreado y manipulado por el Hugo Chávez olmeca que es un peligro para México y, por ende, ni yo ni mi manifestación somos genuinos.
         O sea, ¿cómo, güey? No mames, güey, yo sí me informo, güey, yo sí leo, güey, por eso amplío mi vocabulario, güey, y no sólo utilizo una y mil veces, güey, los mismos terminajos (o sea, intolerante, fascista, porro, acarreado, manipulado). Por ejemplo, ¿cómo voy a criticar a mi hermana, güey, cuando se la pasa gritando en su casa, cual guacamaya en celo y bien arrecha: “¡Peña, bombón, te quiero en mi colchón!”. O sea, ¿cómo, güey? ¡¡Vaya ingenio, güey!! Yo qué culpa tengo que a mi cuñado no le salte el pajarito (no, no me refiero al toro que saltó del ruedo en la Plaza México) y no le dé pa´ sus tunas a su vieja, cuya porra pendeja (perdón, pero me duele porque es mi sister, güey, sangre de mi sangre… bueno, eso creo) es proporcional a la incapacidad hormonal del que tiene como marido. ¿Cómo que quiere en su colchón al mito genial del William Levy mexiquense? O, peor aún, que cada vez que ve a su Jimmy Neutrón cuarta región le cante “yo no soy gaviota, por ti seré por ti seré”. Chale, güey, ésa es libertad de expresión, güey, pero nadie le dice nada. Ni siquiera mi cuñado, güey, ya no digamos los vecinos (bueno, las vecinas son igual que ella y los vecinos igual que él, así que la pobre no tiene pa´ cuándo ni con quién. Chale, güey…
         A lo mejor nosotros los “proles” no hemos podido entenderlos a ustedes los ricos (bueno, a ustedes los peñistas). Porque si de libertades se trata, pos la neta a mí me parecieron muy chidas dos rolas que una de mis amigas del FB me enlazó. Una dice “quén pompó, quén pompó, quén pompó campañita, quén pompó”. Chida la letra, ¿no? Con mucho mensaje, güey. No sé de quién sea (a ver, atínale al precio que le pongo y te lo pago… ¿No me crees? Bueno, va, te lo firmo y te lo cumplo, tú me conoces… Ah, ¿no?... Pa´ que me lo creas, yo soy parte de esa bola de pendejos que forman parte de la prole que sólo critican a quien envidian. Digo, a lo mejor quien lea esto no usa Twitter, pero a mí no se me olvida eso que escribió arrobaJojo Torre (o sea, José Luis Torre) el 5 de diciembre del 2011, a las 00:38 horas, y que su morrita, o sea, su chava, arrobaPau_95Pena (o sea, Paulina Peña Pretelini) retuiteó, o sea, copió tal cual y lo puso en su cuenta de Twitter. Bien que lo recuerdo yo...
         La otra rolita bien chida, güey, es una de un tal Ricky Luis (dicen que hace unos años, al güey le gustaba andar todo un mes con el mismo pantalón), que en una parte dice: “Jefe, qué bonita está su esposa, sin cirugía y nada de liposucción. Con respeto, qué preciosas nalgas tiene, para triunfar dicen que no hay nada mejor”. ¡¡Ups!!... Jajaja (así ponemos los “proles” en FB y Twitter cuando queremos decir que nos reímos enseñando la mazorca)…
         ¿Y qué, sólo por esto me van a acusar de intolerante y vulgar? Chale. Bien dijo George Orwell que libertad es el derecho de decir a la gente lo que no quiere oír.
         Yo, como buen “prole” informado, quiero info de las campañas presidenciales que me llene la inteligencia (aunque sea poquita, ¡pero tengo!), no los ojos, por más preciosas que estén las nalgas de la esposa del Jimmy Neutrón ése. Yo no soy un “prole” teledirigido –como le llamaría Giovanni Sartori a los seguidores del candidato copetón mexiquense–, ni quiero formar parte de la Generación X de principios de este siglo, por pasivo, desorientado y desinformado.
         Tampoco quiero que otro Jean Paul Dubois (autor de ese calificativo que marcó a los chavos de finales del siglo pasado, en un artículo en el periódico francés Le nouvel observateur) venga a clasificarme de modo similar –con ser “prole” me basta, al fin que ya me nombraron así los filósofos Torre y Peña–, sólo por callar lo que en mí se engendra como grito o disgusto, así sea que un titipuchal de los 7.8 millones de “ninis” mexicanos se mueran de envidia al ver al copetes en foto o en la tele, ellos por parecerse a él, y ellas por soñar con llevárselo a su colchón. (¡Ay, Peña, Peñita, si yo fuera tú, sería como un barco pesquero en alta mar: con cientos de gaviotas a mi alrededor cual moscas hambrientas! ¡Ay, gaviota, gaviotita, si yo fuera tú, sabría qué es un orgasmo! No les hagan caso a esos y esas envidiosos y envidiosas que no quieren ser como ustedes. ¿Cuándo habían tenido un candidato como tú y una futura primera dama como tú? ¿En qué país se dan el lujo de tener una pareja presidencial como ustedes? A ver, en cuál. Creen que las calles son suyas y las redes sociales también. ¡Ya chole con su dizque “efecto Ibero”! ¡¡Al diablo con su dizque “simulacro electoral en la UNAM”!! Bola de acarreados, porros, manipulados. Bien lo dijo el gran maestro, gurú del nuevo siglo mexicano, el gran Quadri: ¡¡fascistas!! Bola de mugrosos, se creen árabes mexicas, pinches indios hijos de los indignados españolitos, copia falsa de los ocupas gringos. ¡¡Tomen su libertad!! Nosotros tenemos a la tele, la radio y casi todos los periódicos… y al buen Quadri con su baticombi, pa´ que más les duela. ¿Quién nos gana, a ver, quién?.)
         Bueno, bueno, si se trata de ser intolerante –y después de este largo e intolerante y fascista paréntesis–, pues yo lo soy más porque no me dejo manipular por nadie y salgo a las calles a exigir equidad en la info y no me importa que por eso me llamen porro, acarreado, fascista o de otro modo. No estoy solo, ni somos unos cuantos, ni somos cien, prensa vendida, cuéntanos bien…
         Si los rectores de las universidades Iberoamericana y Autónoma de Querétaro reaccionaron ante las descalificaciones de Peña y el títere peñista de clóset (o sea, el engañabobos del Quadri, ¿quién más?), ¿por qué los “proles” –ricos y no– han de callarse?
         Aunque a fuerzas y presionado por las críticas y por los “pirruris” envalentonados como nunca, Su Santidad (perdón, el sacerdote jesuita) Dr. José Morales Orozco envió a la comunidad Ibero (no a todos, claro, sobre todo a profesores y estudiantes de posgrado) un texto en el que dice que la Ibero “no comparte las expresiones que traspasaron los límites del respeto, de algunos estudiantes, cuando el Lic. Peña Nieto salía de la universidad”. Pero no le quedó otra más que rechazar lo dicho por el candidato presidencial y su partido, y dijo que decir que “la movilización de sus estudiantes obedeció a algún tipo de manipulación interna o externa es insultar su inteligencia y su libertad” (la de los chavos, claro).
         En ningún momento del texto –muy corto, por cierto– mencionó que horas antes de que abrieran las puertas del auditorio para el acto peñista, camiones llenos de acarreados entraron sin problemas, con pancartas de apoyo a su candidato, ocuparon buena parte del butaquerío y preguntaron y aplaudieron al de la esposa sin cirugía y nada de liposucción, como diría Ricky Luis. (Uno, que es un “prole” bien intencionado, se pregunta porqué no se refirió a la histórica pregunta del copetes a su jefe de seguridad: “¿afuera hay salida para salir?”... Es que para entrar adentro no entró por la puerta de entrada… Jeje… Ni mucho menos mencionó el rector jesuita que los paleros acarreados fueron los que vitorearon al tal Peña Miento cuando la mayoría gritaba “¡¡Fuera, fuera!!” y “¡¡Peña, la Ibero no te quiere!!”).
         Por su parte, el rector de la UAQ, Gilberto Herrera Ruiz, dijo que el tal Quadri, al llamar “provocadores y fascistas” a los chavos que lo cuestionaron y corrieron igual que a su amiguis de la Ibero, insultó la inteligencia de los jóvenes, y que su dicho “representa un ataque a su libertad y habla mal de un candidato que quiere dirigir el país porque constituye una señal de desprecio a los métodos de acción política de otros”.
         Y es que no, candidatos fulano y mengano (o sea, Peña y peñista de clóset), no crean que todos los millones de jóvenes de entre 18 y 29 años de edad (30 por ciento del electorado) son manipulables por ustedes y la tele y todos sus medios paleros. Ni siquiera los que de esos millones votarán por primera vez. Muchos sí lo son, claro, y se vanaglorian de ello y lo presumen en las redes sociales. Una parte, por desinformados, apáticos y sin criterio, y otra porque no les importa tener un país mejor y, como al candidato priista, les da güeva cultivarse, tener al menos tres libros y leerlos en un año o más tiempo… ¿pa´ qué leer?...
         (Uno, que es un “prole” que escucha cual pared, no olvida a aquel pirruris Ibero que en los baños de la UI se queja ante un compañero porque su maestro lo reprobó. ¿Por qué, güey?, le pregunta el zutano. “Güey, nos dejó de tarea algo sobre las mil y una noches y yo, pues como verás, normal, güey, ¿no?, pues no tenía la más puta idea de qué era, o sea, no mames, güey”, contestó el dizque estudiante. ¿Y luego?, inquirió el otro. “Güey, antes de acostarme que me acuerdo de la pinche tarea y pos que me voy al Google, güey, normal, ¿no?, y ¡zas!, que me encuentro algo chingón, acá, como un poema, güey, cortito, que lo imprimo y pues se lo entregué al tícher, güey”, se congració el tipo. ¿Y luego?, repitió ansioso su pregunta su cuate de orines. “¿Qué crees que hizo el maestro, güey?”. ¿Quéééé? “¡¡Me balconeó delante de todos, güey!!”. ¿Por qué, güey? “Pues que dizque era una canción de Flans, güey”. ¡¡¡No-ma-meeeeesss!!! “Sí, güey, yo qué putas iba a saber que era una canción, güey, si en el Google decía las mil y una noches, güey"...).
         Pero los demás chavos, los otros, los “proles” informados, aunque no tomen las calles, están haciendo del 2012 su propio 1968. Iberos, pumas, politécnicos y de muchas otras universidades del país, públicas y privadas. Son los “indignados” mexicanos. No necesitan que un candidato presidencial los convoque. FB y Twitter hacen ese papel. Les preocupa, si no el futuro de los otros –apáticos, manipulables y desinformados incluídos–, sí el de ellos mismos.
         A pesar de tan chavos, no quieren que los aniquile la desesperanza que ya les llegó –cual ola pestilente– a la nariz, de la mano de la inseguridad y el desempleo provocados por un gobierno militarizado y sordo al reclamo generalizado.
         Muchos no quieren que algún familiar o amigo(a) acabe un día, de continuar el país dirigido por políticos que los llaman fascistas e intolerantes, suicidándose como aquel empleado griego jubilado que a los 77 años, hace poco, se quitó la vida en protesta por la severa crisis económica que estaba por mandarlo a la calle a buscar su comida entre la basura, aunque antes escribió una profética carta que a la letra dice: “Creo que los jóvenes sin futuro tomarán las armas un día y colgarán a los traidores de este país cabeza abajo, como los italianos colgaron a Mussolini en 1945”.
         Los chavos mexicanos que están tomando las calles, esa “prole” leída e informada que se autoconvoca a través de las redes sociales como lo hicieron los árabes, los “indignados” españoles y los “ocupas” gringos, no quieren que les quiten la esperanza, a pesar de vivir en la desesperanza. Su futuro está en juego, pero no quieren darle la razón al jubilado griego suicida (no quieren tomar las armas), ni a los paleros de un candidato presidenciable en sus medios de comunicación y quienes los llaman fascistas e intolerantes. No, se quieren valer de su razón y su voz, de la unión y la fuerza que en conjunto sean capaces de ejercer con una boleta electoral que el 1 de julio próximo materialice una revolución cultural, de conciencia política, silenciosa, madura, ésa que más odian los que ahora los descalifican y menosprecian.







lunes, 14 de mayo de 2012

SALDOS DEL POSTDEBATE


COLUMNA
CHICOTAZOS



SALDOS DEL POSTDEBATE


FREDDY SECUNDINO S.

Tres asuntos han destacado en las campañas por la Presidencia de la República en México, en los últimos días: la confirmación del dicho de Andrés Manuel López Obrador de que el 1 de julio próximo estarán en juego dos visiones de país (la suya y la de sus tres adversarios), el trato recibido por Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana (de donde tuvo que salir prácticamente corriendo) y la distracción causada por “la edecán del IFE” en el debate (demasiado efectiva para ser fortuita).
         Si nos basamos en los ratings televisivos dados a conocer sobre la supuesta audiencia que tuvo el acto pésimamente organizado por el Instituto Federal Electoral (en el cual gastó poco más de cuatro millones de pesos), unos diez millones de mexicanos vimos esa noche a los cuatro candidatos, si sumamos también a quienes estuvieron atentos al asunto en internet y en radio.
         De acuerdo con el padrón electoral (79.6 millones), se entiende que alrededor del 12 por ciento de los electores, aproximadamente, nos interesamos en saber qué dirían los aspirantes a la Presidencia (esto es, si damos por hecho que los diez millones citados tenemos credencial para votar).
         Dicho de otro modo, sólo alrededor de la cuarta parte del porcentaje de los que sí votamos en cada elección, considerando un promedio de 45 por ciento del electorado.
         Si nos atenemos a estos indicadores, podríamos suponer que la mayoría de quienes vimos el evento ya teníamos definido nuestro voto y a muchos los movió, sobre todo, el morbo por los posibles dimes y diretes entre los candidatos. De ahí que las encuestas pagadas no hayan variado en gran medida, y las independientes (en las redes sociales) elevaran la balanza a favor de AMLO, bajaran aún más a Peña y a Josefina Vázquez Mota, y en las que creció la lógica descalificación al títere de esa noche, el charlatán y demagogo peñista de clóset Gabriel Quadri (AMLO se refirió a la otra visión de país al mencionar sólo al PRI y al PAN como uno solo porque no le dio ningún crédito particular al palero de Peña y empleado de Elba Esther Gordillo).

LA DESPEINADA DE PEÑA

El otro punto que seguirá dando de qué hablar es el trato que se le dio a Peña en la Ibero el viernes 11 del presente, donde un buen número de estudiantes (de los mismos que días antes vitorearon a AMLO como “¡Presidente, Presidente!”) prácticamente lo corrieron, y ante lo cual el mexiquense salió de las instalaciones con mucho miedo (las fotos y videos del momento son más que evidentes) y a zancadas, protegido por sus guardias de seguridad.
         Pero lo más relevante fue el resultado inmediato de ese bochornoso hecho: Peña, a sabiendas de que el grueso de los estudiantes de los centros de enseñanza superior más representativos del país (UNAM, IPN, UAM y UPN) no sólo no lo quieren, sino que lo detestan, decidió anunciar, vía el PRI, que no acudirá a ninguno de ellos (evitaron decir cuáles, pero son los que no ha visitado) dizque para no distraer al alumnado de sus exámenes de fin de curso. Nada más burdo e irrisorio. ¿Por qué no hizo lo mismo antes de ir a la Ibero?
         Aunque la prensa nacional –salvo sus excepciones— minimizó el hecho, o de plano lo ignoró o lo interpretó en sentido contrario (hubo medios para los que la presencia de Peña en la Ibero fue un éxito, “pese a intentos de boicot”), la noticia le dio la vuelta al mundo, en su más cruda realidad, gracias a la redes sociales y Youtube.
         Esto (la nota en tv, radio y prensa escrita) no sólo coincide con lo que ha venido diciendo AMLO sobre el trato que le dan a la candidatura de Peña, sino que también vuelve a poner en entredicho a las empresas encuestadoras que le siguen dando una supuesta inalcanzable ventaja al priista en la preferencia del voto.
         ¿Cómo no dudar de su verosimilitud, si todas, sin excepción, son pagadas por esos mismos medios que minimizaron el escándalo o, de plano, por el propio PRI? ¿Cómo creerles que, independientemente de que su universo de encuestados es muy raquítico en relación con el padrón electoral, en verdad entrevistan a ciudadanos de diversas partes del país y al azar (como debe ser una encuesta imparcial)? ¿Cómo no pensar en que sólo se basan en las mismas zonas, y ya preestablecidas, para que el resultado no varíe mucho entre una y otra encuesta?
         Hasta la elección federal del 2006, se daba por hecho que en la Ibero la mayoría simpatizaba con el PAN o con el PRI. Y ahora resulta que esos electores jóvenes que AMLO incluía en un generalizado y peyorativo “pirruris”, hoy lo reciben como su ídolo y de pronto pareciera que estaba en la UNAM, el IPN, la UAM o la UPN.
         Si bien la Ibero ya no es ciento por ciento de alumnado de familias pudientes, son los menos (de todo su alumnado) quienes estudian ahí gracias a una beca o al súper esfuerzo económico de sus padres. Quien haya visitado ese plantel el año pasado (cuando AMLO y Peña no eran ni siquiera precandidatos presidenciales), habrá constatado el arrastre que el tabasqueño tenía desde entonces entre los “pirruris” con automóvil último modelo, lap top, iphone, ipad y ropa de marca.
         Quien lo dude, a pesar del “¡Presidente, Presidente!” con que AMLO fue recibido y despedido, que se dé una vuelta por allá y haga su propia encuesta.
         ¿Cuánto influirá esto en los indecisos? Tal vez mucho en quienes tratan de informarse más allá de la tv, la radio o la prensa escrita y no se dejan llevar por el discurso fácil y la demagogia barata. Es decir, quienes están atentos a las redes sociales o que consultan a sus amistades que se enteraron de ambos hechos (el de AMLO y el de Peña).
         Los indecisos que se conforman con lo superfluo o que de plano no tienen información y/o no saben cómo informarse sobre los candidatos, quizá ni siquiera se enteren nunca de lo que pasó y eso, claro, no influirá en lo más mínimo en su voto el 1 de julio próximo.
         Pero más allá de estas particularidades propias de una campaña política electoral, y aun aceptando que sólo quedan para el anecdotario, muy importante será lo que suceda en los mítines de los candidatos y, eventualmente, en el segundo debate, dentro de tres semanas.
         Es probable que de aquí a entonces sucedan cosas trascendentales. Por ejemplo, el “sospechosismo” político (radio pasillo) dice que el gobierno federal, ayudado por Estados Unidos, hará explotar una bomba en el PRI, no sólo al dar detalles del presunto vínculo con el narcotráfico de tres ex gobernadores de Tamaulipas (Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández), sino una eventual mención similar contra Peña (en el Estado de México se asentaron todos los cárteles del narco durante su gobierno y varios de los “capos” grandes tenían residencia y fueron detenidos allí).
         Si así fuera, sería interesante ver cómo tratan el asunto los mismos medios que no le dieron importancia a lo de la Ibero. Es decir, a ver cómo defienden a “su” candidato.

LA “CONEIFITA

La tercera polémica es sobre “la edecán del IFE”, Julia Orayen, quien según las lenguas de doble filo, no llegó al WTC a mostrar “ingenuamente” su prominente busto y su sexoso cuerpo, sino que fue producto de una táctica bien orquestada del PRI, para distraer la atención, previendo el golpeteo contra Peña.
         Inclusive, circuló una foto en la que aparece en un acto del ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, y nadie en el partido dijo nada al respecto. El IFE se desmarcó y le echó la responsabilidad absoluta de la contratación de la playmate al productor del debate, Jesús Tapia, a quien, tras las críticas, le dieron las gracias, lo cual echa por tierra cualquier posibilidad de un distractor similar para el próximo debate.
         De resultar cierta esta especulación (la edecán como distractor), hay que reconocer que obtuvieron lo que querían, pues ante el aburrido desarrollo del evento, hombres y mujeres armaron el chismorreo sobre los pechos de la chica, más que en lo que dijeron o callaron los candidatos.
         ¿Acaso todo fue producto de la frivolidad del electorado nacional? Quizá hay mucho de esto. No en balde hay quienes ven como “el candidato” al advenedizo e hipócrita charlatán que no es más que títere de una de las mujeres políticas más denigradas del país, se hace notar cínicamente como un peñista de clóset, pero se presentó no como un político –el absurdo del absurdo--, sino como un “ciudadano”.
         Digan lo que digan las encuestas pagadas (en las independientes, el charlatán y demagogo jipi trasnochado es una mera referencia), los acontecimientos que involucren a AMLO y a Peña serán los que marquen no sólo la diferencia en el número de votos para cada uno, sino el porcentaje general de votación el 1 de julio.
         Ojalá que, por el bien del país, sea mayor a las anteriores y que este aparente interés generalizado que está despertando la elección se traduzca en votos emitidos con información real y fidedigna sobre el ganador, y no por odio o hartazgo a lo que representan los otros o se cree de ellos, incluído el de las ocurrencias (Quadri).





lunes, 7 de mayo de 2012

EL POSTDEBATE


COLUMNA
CHICOTAZOS



EL POSTDEBATE


FREDDY SECUNDINO S.

Contrario a lo que muchos esperaban –o querían--, el debate del domingo 6 de mayo entre los candidatos a la Presidencia de la República no sólo fue visto por millones de mexicanos, sino que ha provocado mucho más interés que cualquiera de los cinco anteriores, a pesar de la rigidez de su formato y de varias de las propuestas, algunas de ellas –sobre todo de Gabriel Quadri y Josefina Vázquez Mota— para sentir pena ajena o, de plano, dignas de una sesión de risoterapia.
         Para muchos –me incluyo--, no hubo grandes sorpresas.
         Enrique Peña Nieto, sintiéndose ya en la silla del águila, nunca se dio cuenta de que estaba parado, sin siquiera un banquito periquero de barra de cantina antigua que lo ayudara.
         Josefina Vázquez Mota, temblorosa, tan robotizada cual niña bien portada que parece que estaba en la ceremonia del día de las madres, aventándole bolitas de papel al mexiquense.
         Andrés Manuel López Obrador, distraído, volteando constantemente hacia la sonriente moderadora, como si se tratara de una entrevista personal, y media hora después como que le cayó el veinte, empezó la batalla y le puso color (y calor) al evento.
         Gabriel Quadri, encantador de ingenuos, hartando con su demagogo ataque “a los políticos”, como si a él lo hubiera elegido dios o la santísima Virgen de Guadalupe…, a menos que aquél sea, para él, el Partido Nueva Alianza, y ésta, Elba Esther Gordillo… Un debate político es eso (una discusión mutua sobre algo, con posturas antagónicas, en la que no necesariamente se emiten soluciones) y no las tonterías de este advenedizo quien, como muchos de sus seguidores ahora, cree que la confrontación es otra cosa (ni siquiera él lo sabe explicar) y sólo para “políticos”.
         Y Julia Orayen, tan sexosa y voluptuosa ella (¿siliconada?), calladita calladita, sin tiempo suficiente (peor que Peña) para exponer lo suyo, tooodo lo suyo –y vaya usted a saber de quién más--, destapado ello por el intenso calor en el DF… (Perdón, perdón, de pronto me distraje --me siento de cabeza, como la foto que mostró AMLO-- y pensé (a veces se me da) –como Quadri al prometer un Estado policiaco-- en echarle toda la gendarmería –ooootra vez, perdón, ése fue Peña contra el narco--)… En fin…

EL DESPEÑADERO DE PEÑA

Peña demostró una vez más que lo suyo lo suyo es el teleprompter. Como ya sabía –al igual que los demás— las preguntas a contestar, se aprendió de memoria las respuestas. Pero cuando se trató de debatir, no sólo titubeó, sino que no supo defenderse ni siquiera de las bolitas de papel que le lanzaba la traviesa de la Chepina, y cuando quiso dar a entender que AMLO y Vázquez Mota (Quadri fue su aliado de clóset) le echaban montón, arguyó cobarde e infantilmente que le faltaba tiempo y que la dupla “infernal” tenía el doble (no, señor, todos tuvieron, cada quien, el mismo, previamente acordado entre sus equipos de campaña).
         Habló del México que, curiosamente, todos queremos desde hace décadas y que muchos –ilusamente— supusieron que Fox y Calderón traerían. Para él, la situación de crisis que agobia al país –en economía, seguridad y educación, sobre todo— nació en el año 2000, y él, cual David Copperfield cuarta región, desaparecerá de improviso. Claro, acompañado de sus notarios públicos, nomás pa´ que la historia no diga que no hubo testigos.
         Al William Levy mexiquense, cual frustrado galán hollywoodense, le preocupaba más su apariencia en la pantalla: a cada rato le guiñaba el ojo izquierdo a sus obnubiladas y babeantes seguidoras, cual flirteo de “chupamirto” de pueblo (¿o acaso es un tic nervioso que lo traiciona en situaciones de alto riesgo?... Mmmmmhh, tal vez, no lo sé, puede ser, quién sabe, a lo mejor…).
         Quizá dos de sus propuestas son para destacar (lo del seguro de desempleo y pensión para el retiro). Sin embargo, como bien lo ha dicho AMLO, son vil copia de las acciones que el tabasqueño amoroso creó y que tanto le funcionaron a él y a su sucesor en el GDF, Marcelo Ebrard.
         En varias de las encuestas inmediatamente posteriores al debate, el priista cayó más de diez puntos en las preferencias electorales. Sin contar, claro, las de las redes sociales, en las que AMLO, como siempre, quedó en primer lugar. ¿Es que la mayoría de los tuiteros y feisbuqueros son pejistas? ¡Y eso que aún falta un mes para el segundo debate!

CHEPINA LA DECLAMADORA

Josefina Vázquez Mota, para sorpresa de algunos, llegó con novedades al debate: bien maquillada y bien peinada. ¡Pero en cambio nos perdimos su inigualable sonrisa de la flor más bella del ejido!
         Como siempre, sus propuestas no salieron del típico, aburrido y muy suyo “yo quiero un México…”, “yo quiero un México…”, “¡¡yo quiero un México!!”…, como si los mexicanos no supiéramos qué país queremos. Y, ¡ooootra vez!, se esforzó para explicar su “lema” de campaña (“Diferente”), pero lo único que logró fue más confusión (y decepción entre sus propios seguidores: hay que ver las encuestas). ¡Qué tal si hubiera tratado de hacer lo mismo con el dichoso “La Jefa”!…
         Intentó hacer quedar mal a Peña y --¡eso sí fue de risa loca!-- el galán de la tele la puso en su lugar casi en todas las ocasiones que la panista pretendió despeinarlo con sus bolitas de papel. Fue algo así como ver a William Levy y a Lyn May hablando de política (con el consabido respeto y perdón si ofendo al cubano y a la “chinita”).
         Aparte de su evidente nerviosismo (al principio, al mostrar la papeleta con la letra de su turno en el debate, estaba temblando), no se salió –y, más bien, lo remarcó— de su robotizado hablar, cual niña modosita que declama en la ceremonia del 10 de mayo en la escuela “madre querida, madre adorada, tú que me diste…” (digo, nomás para no ofender al maestro cubano José Martí con su también conocida “cultivo una rosa blanca, en junio como en enero…”).
         No supo aterrizar sus propuestas y a la que más énfasis le puso (seguridad) fue una bala que le salió por la culata. ¿Cómo querer demostrar que es “diferente” hablando de militarizar el país, si es algo de lo que más se le ha reprobado a Calderón?
         ¿Quién le entiende cuando promete generación de empleos sólo eliminando las cuotas obrero-patronales? Dizque combatirá los monopolios, pero no dice cuáles, como si el campesino que se muere de hambre supiera a qué se refiere. Que dará autonomía al Ministerio Público, a fin de que la administración e impartición de justicia se dé como por ese solo hecho.
         Y así por el estilo…

AMLO EL AMOROSO GOLPEADOR

Si bien todas las encuestas y la mayoría de los analistas políticos (salvo sus enemigos declarados) lo ponen como el ganador del debate y en primer (las redes sociales) o en segundo lugar (las pagadas) de la intención del voto, AMLO fue, en efecto, el menos peor de los cuatro (perdón, cinco… con la edecán).
Salvo los primeros 30 minutos, que los dedicó a reiterar su ya gastado “la mafia del poder”, como si fuera algo nuevo en él, las cachetadas que le dio a Peña surtieron efecto en el mexiquense y en el televidente. Sólo alguien sin criterio y sin información no le da crédito a su papel, en estos casos, durante el debate.
Nos guste o no, fue quien realmente le dio sentido al debate (insisto en el significado del término, no vaya a ser que el jipi trasnochado de Quadri me incluya en su lista de “políticos”). Quien diga que eso no es debate, o sigue enganchado(a) en el intolerante “es un peligro para México”, o en su miedo a la izquierda sin saber realmente qué es la izquierda como concepto político, evidentemente nada le convencerá sobre AMLO.
El tabasqueño fue muy hábil cuando puso la foto de Peña con Carlos Salinas de Gortari al revés, al decir que así era como ponían a México los susodichos con sus acciones: al revés, de cabeza.
Sus eternos(as) adversarios(as) lo interpretaron en son de burla en las redes sociales, pero (¡ooootra vez la mula al trigo!) al ver la polémica, la balanza se inclina a favor del –esta vez-- no tan amoroso candidato. Actitudes así demuestran que –como a Peña— les dolió lo que hizo y dijo, aunque no haya sido mucho.
Mención aparte merece su mortal respuesta al mexiquense –mirándolo a los ojos— sobre lo que invirtió en la compra de espacio en la televisión y los amigochos corruptos desenmascarados (“Ponce está en la cárcel, Bejarano también estuvo en la cárcel, y usted está aquí”, díjole y al William Levy se le acabó el guión), en referencia al tío incómodo Arturo Montiel, a quien Peña cubrió como su empleado y luego como gobernador.
Sus propuestas sobre economía –crecimiento y empleo--, educación –ningún rechazado de educación superior y garantizar el primer empleo— y seguridad –salida paulatina del Ejército de las calles y depurar a la policía— fueron las más aterrizadas.
AMLO empezó mal, se perdió media hora, fue desesperadamente lento al hablar, pero cerró bien. ¿Será por eso que es ya una seria amenaza? ¿Un peligro para Peña y la Chepina?
Tal vez. Pero si quiere aumentar la tendencia del voto y ganar la Presidencia, tendrá que clarificar sus propuestas, olvidarse ya del trillado “la mafia en el poder” o “los de arriba” (señalando con su dedito), y explicarle con frijolitos (o peras y manzanas, aunque le salga más caro y complicado) al electorado por qué con él sí se dará el “cambio verdadero”.

QUADRI EL EXTRATERRESTRE DEMAGOGO

Como lo dije aquí hace unos días, Quadri resultó el francotirador oficial contra AMLO, a quien odia tanto o más que Calderón.
         Resulta irrisorio que este engañabobos se proclame como el personaje idóneo para suceder al chaparrito pelón de lentes, sólo porque él es “un ciudadano” y no “un político”. Pero lo grave es que muchos(as) se lo crean no porque haya tenido las mejores propuestas –todo lo que dijo no son más que buenos deseos, lugares comunes, cosa que hasta un analfabeta lo diría con palabras más fácil de entender--, sino porque –desgraciadamente— la mayoría del electorado mexicano no tiene información no sólo sobre él y de quien lo maneja, sino –y esto es lo más preocupante— de la política en el país.
         Por eso se están yendo con la finta con su insípida cantaleta de que él no es político. Si está compitiendo por el puesto político más importante del país, yo no sé qué es entonces la política para él. Si lo postula un partido político (el Panal), no sé qué intereses y qué plataforma política está defendiendo. Si lo impulsa un grupo político (por cierto, encabezado por una de las mujeres políticas –Elba Esther Gordillo— más corruptas del país), no sé por qué no siente que se está dando de balazos en el pie y anda escupiendo hacia arriba.
         Pero, claro, la culpa no es suya, sino de los(as) ingenuos(as) y desinformados(as) electores(as) que votarán por él, creyendo que es el mejor de los cuatro (o, peor aún, dando por hecho que es el idóneo en el país, casi el mesías tan esperado)... ¡Ahora resulta que un ser como él, una especie de “alienígena politikon” que habla como nosotros, es lo que necesitamos como Presidente!
         Si todos los candidatos son calificados de corruptos y el grueso de los mexicanos (según Transparencia Internacional) son corruptos, entonces se trata de votar por quien no es docto en corrupción, sino “el mejor” alumno de los corruptos profesionales.
         Y como ese “alumno destacado” sabe articular dizque “muy bien” los sueños de todo un país, quiere decir que se le da de manera natural la demagogia y quienes se convencen de él se dejan llevar por la palabrería fácil y barata (insisto en la ingenuidad y la desinformación), la misma que maneja la televisión en la mayoría de sus espacios informativos (bien lo dijo alguna vez el español Felipe González: tal parece que lo que no pasa por televisión, no sucede).
         Y para cerrar con broche de oro, no se puede dejar de mencionar el hecho de que se autodestapó como un peñista de clóset, al defender en dos ocasiones –sin argumentos— la postura del William Levy mexiquense y disparó contra AMLO, esperando que el tabasqueño lo tomara en cuenta, pero sin resultado alguno (no hay nada más ofensivo que la indiferencia).
Más burdo no podría haber sido. ¿O sí?

¿POR QUIÉN VOTARÁN LOS INDECISOS?

Con todo este aquelarre de “analistas” en las redes sociales, tengan ustedes por seguro que en el recuadro en blanco que aparecerá en la boleta electoral, muchos pondrán el nombre de la encueratriz –envidia de casi todas las mujeres que la vieron— que “ingenuamente” se vistió como si asistiera a un table dance de etiqueta.
         Pero quienes no recuerden su nombre el 1 de julio, escribirán “LA EDECÁN”. Claro que no sabremos cuántos votos habrá recibido porque todas las boletas que sean tachadas en ese recuadro se contarán como “votos nulos”. Si contaran, entonces se diría que México sí está preparado para tener una mujer en la Presidencia.
         Y entonces sí, con justa razón –o pretexto--, diríamos con mucho orgullo, “¡qué bonito país!”.
         ¿O no?