viernes, 31 de agosto de 2012

LA MADRE DE LAS IMPOSICIONES


COLUMNA
CHICOTAZOS



LOS NUEVOS “HÉROES” DE LA DEMOCRACIA


FREDDY SECUNDINO S.

Debiera haber fiesta en todo el pueblo, pero no es así. Debieran estar abiertas las puertas de todos los hogares para alojar a cualquiera que pase por enfrente. Debieran verse sonrisas por doquier con blancos dientes alumbrando rostros sin arrugas. Debiéramos estar todos alegres, sin luto en ningún hogar. Debieran los niños jugar hasta con su sombra sin que nadie les dijera nada. Debieran los abuelos implorar la muerte porque lo han vivido todo y sin desgaste. Debieran hasta los perros ladrar de júbilo y, sin embargo, hay rabia en su saliva. Debieran las iglesias rebosar de esperanza, pero las campanas están doblando a misa…
         Hoy, el día debiera ser alegre para todos, pero no todos celebran por la vida.
         “Esta pantomima sangrienta y desgarrada –diría el poeta triste–, este truco monstruoso y despiadado que está aquí ahora en la picota del escarnio… ¿Para qué? ¿Qué significa? ¿Adónde vamos? ¿Adónde nos lleva todo esto? ¿A la justicia? Pero ¿qué es la justicia? ¿Existe la justicia? Si no existe, ¿para qué está aquí Don Quijote? Y si existe, ¿la justicia es esto? ¿Un truco de pista? ¿Un número de circo? ¿Un pim-pam-pum de feria? ¿Un vocablo gracioso para distraer a los hombres y a los dioses? Respondedme… Respondedme… Que me conteste alguien… ¿Qué es la justicia?” (*)
         Y nadie responde. Porque la justicia en mi país es una carcajada. Una burla. Una farsa. Un montaje. Un escenario hechizo. Una palabra en boca ajena. Y es también llanto de impotencia. Y es juego perverso entre risas y lágrimas. Y es un dibujo a lápiz que se puede borrar y repetir y borrar y repetir y borrar… y así hasta el infinito, hora tras hora, día tras día, año tras año, por los siglos de los siglos…
         Yo supe de un país burlado que sufrió golpes, cachetadas, escupitajos y toda clase de bajezas. Un país en el que lo escatológico era el pan de cada día. Un país que fue vereda, que fue camino, que fue tierra pisoteada. Un país que antes de convertirse en polvo vino la lluvia y le engendró nuevos seres, nuevas personas, nuevos hombres, nuevas mujeres. Un país que brotó cual ave fénix y se levantó y creció y defendió su cuerpo, apostó su vida, no le importó la muerte, y venció a sus verdugos, ya no fue vereda, ni camino, ni tierra pisoteada.
         Supe de un país convulso que imploraba justicia y peleó por ella aun agonizante. Un país donde sus niños lloraban de hambre mientras sus padres ofrendaban su vida por ganar un mendrugo de pan. Un país donde los abuelos sirvieron de piedra en el camino para tropezar a los rivales. Un país donde los perros ladraban anunciando la llegada del enemigo. Un país donde las campanas doblaban por la gloria que pronto habría de llegar.
         ¿Dónde está ese país? ¿Dónde está ese pueblo? ¿Dónde sus verdugos? ¿Dónde sus hombres valientes? ¿Dónde sus mujeres al lado de los hombres, junto a sus niños y atrás de sus abuelos?
         Aquel país que se desangró para sembrar la tierra y brotaran nuevos seres, está siendo encostalado por unos cuantos verdugos. Virus humanoides lo han invadido y amenazan con extinguirlo. Han tendido trampas por doquier, con cebos que saben a miel y a fruta fresca. Han comprobado la debilidad que provoca el hambre cotidiana. Saben que las migajas repartidas no alcanzan para todos. Ya vieron que muchos se arrastran como pueden en busca de una esperanza que no está en el sitio adonde se dirigen. Y alistan sus machetes, sus espadas, sus hachas afiladas. Y lentos, desvergonzadamente lentos van asestando golpe tras golpe, espalda por espalda, cabeza por cabeza. Y tiñen la tierra de rojo. Y pintan las piedras de escarlata. Y tintan de sangre la savia de los árboles. Y mutilan. Y decapitan. Y quieren acabar con la esperanza de la última vida.
         ¿Qué tan fuerte es el lamento de los malheridos, para ser escuchado por alguien a lo lejos? ¿Es el viento lo bastante huracanado para llevar a cualquier parte el grito de dolor y auxilio? ¿Hay alguien a lo lejos que lo escuche y atienda su llamado? ¿No han acabado esos virus humanoides con todos los cerebros?... ¿Acaso queda algún cerebro entero y enteramente vivo?
         Ese país agonizante y convulso que tropezó, calló y fue pisoteado y se levantó y peleó con la boca llena de justicia, yo lo soñé y al despertar vi que estaba a mi lado. Se le veía animado, lleno de vida. Y supe que la sonrisa con que saludaba al nuevo día no era fingida, sino porque soñó con un futuro florido y soleado. Y lo vi tocar de puerta en puerta, cantando jubiloso y muy confiado que la esperanza no estaba muerta, que a todos llegaría el bienestar deseado.
         De pronto, todo era alegría. Los niños se divertían hasta con juguetes inventados. Los padres creían vivir lo que ni siquiera suponían, y los abuelos compartían felices lo sufrido en el pasado.
         Y cuando la esperanza estaba en su esplendor, dedos misteriosos taparon la luz del sol, llenando el ambiente de oscuridad y de terror, como cuando en el horizonte se pinta el arrebol…
         Todos parecían dormirse ante el eclipse simulado. Todos parecían víctimas de aquel monstruo sorpresivo. Nadie se movía en ese ambiente sombrío y secuestrado. Todo era calma, silencio depresivo.
         “¡Despierten!”, se oyó una voz, pero nadie supo de dónde venía. “¡Esto es una tragedia!”, continuó su grito, “¡nadie se lo merecía!”… Y aunque el silencio fue la única respuesta que encontró, recurrió al mismo poeta triste y así reclamó:
         “Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos que el orín de los perros; si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos categoría que el estiércol; si no es ahora… ¿cuándo se pierde el juicio? Respondedme, loqueros, ¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?” (*).

*******

Habrá de entender usted, lector, que la poesía, claro está, no es la vida, pero es el recurso más humano y justo que hallé para parodiar un asunto tan delicado como el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para descalificar la impugnación interpuesta por el Movimiento Progresista contra la elección presidencial en México del pasado 1 de julio.
         Desde mi punto de vista –y como lo he sostenido en esta columna desde hace varias semanas–, no fue una sorpresa porque nunca creí en lo que se da en llamar “altura de miras” de los magistrados electorales. Y, peor aún, sus argumentos hechos públicos este jueves 30 no sólo confirmaron mis dudas y negras previsiones, sino que rebasaron toda consideración.
         Nadie sensato en México que haya visto la sesión del pleno de los magistrados podrá negar que lo único que les faltó a esos jueces fue soltar la carcajada cuando hablaban, para ilustrar así su punto de vista sobre el recurso legal que apoyaban muchos más que esos 15 millones de votos que se le reconocieron al candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
         Si bien a su modo lo demostró en ese sentido el magistrado (priista de corazón y convicción) Flavio Galván, al decir que todo era “anecdótico” y resumir en unos cuantos ejemplos lo que a su juicio eran todos los elementos de prueba que presentó “la parte actora”, el hecho de que los siete integrantes del máximo órgano jurídico electoral del país se hayan llenado la boca hasta las náuseas con casi las mismas palabras y sobre los mismos casos, deja mucho qué desear y, sobre todo, confirma lo que muchos esperábamos: una alineación con el discurso del candidato presuntamente triunfador y su partido, Enrique Peña Nieto y el PRI.
         Lo que dijeron los siete y cada uno, bien pudo haberlo dicho el propio Peña, o el dirigente priista, Pedro Joaquín Coldwell, o el coordinador de la campaña tricolor, Luis Videgaray, o el ahora coordinador de los diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
         ¿Para qué se tardaron tanto tiempo, si tenían que salir con un dictamen político, simplista, parcial, anodino, falto de rigor jurídico, partidista, atiborrado de bla bla bla, con un infantil y cursi sinfín de citas de “frases célebres”, adulador de lo sucio, aval de la violación a la ley?
         Sabido es que en México la ley electoral está hecha no sólo para violarla sin tanto riesgo, sino para ganar (inclusive) la Presidencia de la República con marrullerías, con engaños, con trampas, con burla al electorado. Pero hasta las cinco de la tarde de este jueves 30 de agosto aún había millones de mexicanos que todavía creían en la sensatez e imparcialidad jurídica de esos supuestos expertos jueces, puestos ahí (ganando sueldos altísimos con dinero del erario nacional) para velar por los intereses de todos los mexicanos.
         Pero no. Nada de lo que esos millones que no votaron por Peña Nieto (y que no necesariamente le dieron su sufragio a AMLO) se vio reflejado en la decisión definitiva sobre los comicios del 1 de julio pasado. Al inaceptable entender (que no a su juicio) de los magistrados, ninguna prueba presentada “hizo prueba” y todas fueron menospreciadas en tono de burla al hacerlas una sola con ejemplos que lo único que despertaron fue la risa ajena, pues parece que ésa era su intención: demostrar que los ejemplos que ponían como inviables no eran sólo una muestra, sino que toda la impugnación era igual.
         Es decir, que el Movimiento Progresista le tomó el pelo inclusive a sus propios electores presentando pruebas que no sólo “no hacían prueba”, sino que no tenían ni la más mínima idea del derecho y todo lo hicieron con las patas.
         Las prisas a las que la ley electoral obligó al Movimiento Progresista a presentar la impugnación para que se invalidara la elección presidencial orillaban a ese peligro: que algunas que consideraban pruebas “no hicieran prueba” (viéndolo con estricto rigor jurídico vertical o, en mejores palabras, postura político-partidista, como la de los magistrados).
         Pero de eso, a darle a entender al electorado que unos cuantos ejemplos hechos públicos hablaban por todo el recurso interpuesto, no se puede interpretar más que como una burla descarada por parte de los magistrados hacia quienes votaron por AMLO, por quienes se decidieron por Josefina Vázquez Mota y por quienes anularon su voto o simplemente no acudieron a las casillas. Es decir, que los únicos mexicanos que tienen razón son quienes votaron por Peña Nieto, como ellos.
         Fue tan absurda la forma en que ilustraron su dictamen, que no se puede sino sólo comparar con este ejemplo tan burdo como el discurso utilizado como argumento “legal” por ellos: en la noche, un automovilista atropella con su auto negro a cinco peatones, cuatro mueren y uno queda con vida, pero éste alcanza a ver la placa del vehículo y levanta la denuncia ante el Ministerio Público; se hace la “investigación” y se presenta al susodicho responsable, junto con el vehículo, aunque éste, en vez de negro, es azul oscuro, si bien con las mismas placas denunciadas por la víctima. Pero como el auto no es negro, no hay culpable ni delito que perseguir.
         Queda claro que los magistrados no decidieron ni el jueves 30, ni un día antes, ni dos, ni tres, ni cuatro, sino el día que emitieron su voto en las urnas… Ahora podemos inferir, sin temor a equivocarnos, el nombre del candidato y el partido cruzado en sus boletas electorales. Más evidentes y burdos no pudieron haber sido. De ahí que ahora, para millones de electores no sea una sorpresa, aunque conservaban la esperanza de que, si bien le darían el sí a Peña, aceptaran que sí hubo irregularidades en la elección, aun no siendo éstas lo bastante “contundentes” (para emplear sus propias palabras) como para anular lo que el Instituto Federal Electoral ya había calificado como “ejemplar”.
         Desde hace varias semanas adelanté aquí que el fallo lo darían varios días antes de que se cumpliera el plazo máximo legal (6 de septiembre) e, inclusive, antes de que la nueva Legislatura iniciara sus trabajos. Y si lo hice no fue una mera invención o especulación periodística, sino porque en el propio TEPJF y en los círculos del poder era un secreto a voces que la decisión se tomó desde que el IFE y Felipe Calderón hicieron público el supuesto triunfo (ese sí, contundente) de Peña en las urnas.
         No en balde la cínica declaración del magistrado presidente, Alejandro Luna Ramos (den por hecho que ahora ya tiene ganada una silla en la Suprema Corte de Justicia de la Nación), al adelantar su juicio sobre la aún no presentada impugnación, advirtiendo que nadie ganaría en la mesa lo que no obtuvo en las urnas.
         De lo que se trataba, pues, era de cerrar el círculo iniciado meses antes de las elecciones: imponer a Peña Nieto tras una (aparente, pero ahora develada) acción concertada entre el PRI, el gobierno federal, los órganos electorales (IFE, TEPJF y Fepade), IP y medios de información afines.
         Por eso, también poco después de las elecciones, lo llamé “golpe de Estado electoral”. Pero sus protagonistas no pretenden quedarse en esta elección. Su propósito es consumar por muchos años más el oculto acuerdo bipartidista de repartirse la Presidencia de la República entre priistas y panistas.
         En lo personal, no creo que los magistrados hayan analizado “una por una y exhaustivamente” (como presumen) todas las pruebas presentadas por el Movimiento Progresista. ¿Por qué no hablaron, en la sesión del jueves 30, de las que sí “hacían prueba”, que por supuesto que sí las hay, y muchas? Pues porque no les convenía. Porque no debían manchar lo que ahora escucharemos hasta el hartazgo en todos lados: que no sólo fue una elección ejemplar (por supuestamente “limpia”) e histórica (por el fallo), sino que México ya es ejemplo de democracia a nivel mundial.
         Que vengan entonces de todos lados a pedirnos consejos de cómo tener un Presidente violando la ley, burlándose del electorado, comprando y coaccionando el voto, sobrepasando el tope de gastos de campaña, invirtiendo dinero de dudosa procedencia (inclusive, del narcotráfico) y logrando la unanimidad de los jueces encargados de calificar los comicios, sin hallar ninguna anomalía, por más evidentes y descaradas que éstas sean y por las que en cualquier país serio y justo se anulen unos comicios mal habidos.
         No, la consigna es imponer un discurso sobre la aplicación “impecable y estricta” de la ley (SU ley). Se trata de que todos entendamos, aunque no nos guste, que en México hay jueces justos, que miran por el bien común, que son ejemplo de respeto a la Constitución, que ahora sí se le está poniendo atención al sueño de “las mayorías” y que nuestros políticos que pelean el poder (y lo ganan) se atienen con restricción a los preceptos legales y así actúan.
         Pero no, nada de eso es cierto.


*Extractos de los poemas “¿Y qué es la justicia?” y “Pero ya no hay locos”, de León Felipe.





martes, 21 de agosto de 2012

LA MAÑOSA POLÍTICA MEXICANA


COLUMNA
CHICOTAZOS



AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS


FREDDY SECUNDINO S.

El inminente fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con la declaratoria de Presidente electo para Enrique Peña Nieto me lleva a retomar algunos extractos del libro Derecho de réplica. Revelaciones de la más grande pantalla política en México (Grijalbo, 2009), del ínclito Carlos Ahumada, ¿lo recuerdan?
         Sí, el otrora “dueño” del equipo de futbol León, el propietario del fallido diario El Independiente, el responsable de destapar en videos (en marzo de 2004) las corruptelas de los perredistas René Bejarano, Carlos Ímaz, Ramón Sosamontes y Gustavo Ponce. Los tres primeros recibiendo dinero a manos llenas de parte de Ahumada, en la oficina de éste, y el último derrochando dinero en un casino de Las Vegas.
         El ex novio (¿amante?, ¿amigovio?) de la ex dizque izquierdista y ahora ultra-archi-recontra-convencida peñista-priista Rosario Robles, el dudoso empresario millonario que se alió con Vicente Fox, Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos y una que otra alimaña similar, si bien se victimiza y recurre al martirologio en su mamotreto en el que cuenta los mil 131 días encarcelado en el reclusorio norte del DF, deja muchas pistas sobre el modo de hacer política en México y las mañas de quienes enferman de poder en este burlado país.
         Los extractos que aquí se consignan textuales tienen que ver con esa clase de mexicanos y mexicanas que son capaces de hacer cualquier cosa, por encima de quien sea y lo que sea, con tal de conseguir un puesto público u otro privilegio. Para ello, no importa con quién hay que aliarse. Ni importa la ideología. No hay escrúpulos. Y sobran la hipocresía y el cinismo.
         Podrá creerse o no el dicho del susodicho que lo escribe, pero no se podrá negar que, independientemente de los hechos que consigna como verdades, las coincidencias no se parecen a nuestra realidad…, ¡son nuestra triste realidad!, y quien no lo acepte así, una de dos: o siente culpa por alusión o son excelsas su insensatez y su cinismo, dígase político(a), funcionario(a) electoral, empresario(a), periodista o ciudadano(a) “de a pie”.
         Y a propósito de las ya conocidas declaraciones del magistrado presidente del TEPJF (“nadie podrá ganar en la mesa lo que no obtuvo en las urnas”), Alejandro Luna Ramos, en referencia a la impugnación del Movimiento Progresista y su exigencia de anular la elección presidencial, comenzamos con lo que de él dice Ahumada acerca de sus convenios políticos. Quizá esto dé una guía sobre su actuación en el proceso electoral actual y su voto en la calificación de la elección presidencial, mismo que será, insisto, para validarla y declarar a Enrique Peña Nieto Presidente electo.
         Más adelante, cito lo correspondiente a la ahora orgullosa peñista-priista Rosario Robles y su alianza con Carlos Salinas para dar a conocer los mencionados videos, los favores que le pidió al ex presidente, así como la participación de Enrique Peña Nieto en el caso.

ASÍ SE HACE JUSTICIA

“Le pedí a Ceci que llamara a algunos de mis supuestos amigos; en general, la veían o le contestaban el teléfono una vez y nunca más. No le resolvían ningún tipo de problema. Así ocurrió con Alejandro Luna Ramos, hoy magistrado del Trife, con quien compartí por más de 10 años un sinfín de reuniones y fiestas en su casa y en la mía.
         “Cuando sucedió el problema, Ceci acudió en nombre de la amistad que teníamos a pedirle ayuda, ya que él y sus hermanos Carlos y Margarita eran magistrado de circuito, magistrado del Tribunal Colegiado y ministra de la Suprema Corte de la Nación, respectivamente. Sólo les pedíamos su apoyo para que se respetara la ley al tratar mi caso, que se aplicara la ley a secas.
         “Lo único que consiguió Ceci de su parte fue un trato muy frío y cortante. Alejandro le dijo cínicamente que un vaso de agua y una orden de aprehensión no se le negaban a nadie; que veía mi situación muy difícil y que no había nada que él pudiera hacer. Por su parte, Margarita se negó a recibir a Ceci personalmente.
         “Quiero abundar aquí sobre mi relación de amistad con Alejandro. Habíamos estrechado lazos entre nuestras familias. Con doña Gloria, su esposa, así como con sus tres hijos, compartimos todos los 15 de septiembre durante muchos años, así como otras fiestas que él celebraba en su casa. Allí fue donde conocí a su adorable madre, que era una señora muy alegre, muy positiva, irradiaba mucha energía, y a Carlos y a Margarita, los hermanos de Alejandro.
         “Margarita Luna Ramos, por cuestiones de esas inexplicables que tiene la vida, gracias en gran parte a mi intervención y a la negociación de los famosos videoescándalos, logró llegar a ser ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En enero de 2004, un fin de semana, un sábado, llegó Alejandro a mi casa y me preguntó cómo era mi relación con Diego Fernández de Cevallos. No sé cómo, pero de algo estaba enterado. Le dije que en esos momentos creía que era buena y entonces me comentó que su hermana Margarita había sido propuesta para ocupar el lugar de ministra de la Suprema Corte, como relevo de Juventino Castro.
         “El 2 de diciembre, la fracción del PAN en el Senado, encabezada por Diego, no había aprobado su nombramiento, a pesar de contar con el apoyo del PRI y del PRD. La terna había sido devuelta al presidente Fox, quien estaba obligado a presentar una nueva.
         “Alejandro consideraba que en la nueva propuesta seguramente iría nuevamente su hermana Margarita y por ello quería contar con el apoyo de Diego y, por lo tanto, del grupo en el Senado del PAN. Le dije que me dejara ver qué podía hacer, que si veía a Diego –yo sabía que lo iba a ver por el asunto de los videos– se lo plantearía.
         “Sin embargo, era tanto su deseo de conseguir el apoyo de Diego a través mío, que con el pretexto de que viera la remodelación de su casa, obra que me había pedido que realizara y para la que ya se tenían el proyecto y los planos hechos, me pidió que ese mismo sábado fuera a su casa ubicada en la calle de Sargazo número 118, en la colonia El Rosario, en Coyoacán.
         “Fui aproximadamente a las 3 de la tarde, vimos los detalles y confirmé que se trataba de un mero pretexto para que fuera a su casa. Alejandro subió a la planta alta y me mandó a decir con su esposa, doña Gloria, que si podía subir porque justo había hablado su hermana Margarita al celular de Alejandro y que el aparato no se escuchaba bien en la planta baja.
         “Subí y Alejandro me dijo que Margarita me quería saludar por teléfono; me la pasó, la saludé, hablamos dos o tres minutos, en los cuales me agradeció de antemano cualquier gestión que pudiera realizar con el llamado Jefe Diego para lo de su ratificación como ministra de la Suprema Corte. Le dije que no tenía nada que agradecer, porque yo no sabía si podría lograr algo, pero que haría mi mejor esfuerzo.
         “Salí de la casa de Alejandro e inmediatamente le hablé a Diego y le pregunté si lo podía ver; me dijo que fuera en ese mismo instante a su casa. Eran los días en que nuestra relación estaba en su mejor nivel, al grado de que sentía que en esos momentos podía pedirle un rib eye fresco de Sonora y él lo mandaría traer de inmediato en avión para la cena, con el fin de que yo estuviera contento con él. Por supuesto que nunca se me ocurrió y nunca lo hice.
         “Lo que sí hice fue plantearle la situación y pedirle el favor de que apoyara a Margarita Luna Ramos para ser ministra. De entrada, me dijo que era una señora muy conflictiva y pagada de sí misma, pero luego añadió: ‘Bueno, dentro de la relación que estoy teniendo contigo y como una muestra más de mi apoyo hacia tu persona, está bien, la voy a apoyar’.
         “Le pregunté si me podía comunicar con Alejandro para comentarle su respuesta, y aceptó. Llamé a Alejandro, le dio mucha alegría, me dijo que jamás en la vida me lo podría pagar y me dio el número del celular de Margarita para comunicar a Diego con ella.
         “Acto seguido los comuniqué, quedaron en desayunar el lunes siguiente y lo último que supe, por los medios de comunicación, fue que el 19 de febrero de 2004, Margarita Beatriz Luna Ramos fue nombrada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el apoyo del Jefe Diego y la mayoría de los senadores del PAN, a pesar de que al interior de la bancada se le cuestionó a Fernández de Cevallos por qué el PAN tenía que apoyar a Luna Ramos, cuando en diciembre no lo habían hecho.
         “Después, cuando yo estaba preso y las autoridades del GDF abusaban de su poder para pervertir el curso de la justicia en todos mis procesos, Alejandro Luna Ramos se desentendió de mí, de nuestra amistad, cuando lo único que le pedía era su apoyo para que mi caso fuera tratado en los tribunales con el más elemental apego a derecho”.

ROSARIO ROBLES, SALINAS Y PEÑA NIETO

“En septiembre de 2003 realicé un viaje a Londres para que pudieran hablar personalmente Rosario Robles y Carlos Salinas. A Salinas le interesaba mucho hablar con Rosario, y ella, después de todos los intentos que había hecho para solucionar el problema financiero que tenía el PRD –del cual una parte muy importante era lo que me debía a mí, además de que le debía todavía a muchos prestadores de servicios, entre ellos Televisa, y por lo cual había renunciado en agosto a la presidencia del PRD–, creía que con Carlos Salinas podía resolver este asunto. Comenzaron a enviarse mensajes a través de mí.
         “Ella tenía terror de ver a Carlos Salinas en México, pero aceptó verlo fuera del país y se decidió que fuera en Inglaterra, en Londres. Cabe señalar que después de vernos con Salinas en el extranjero, Rosario y yo nos reunimos en varias ocasiones con él en México.
         “El 8 de septiembre de 2003 viajamos en el avión de mi propiedad, de México a Houston, donde pasamos migración. Ese mismo día viajamos de Houston a Nueva York y ahí tomamos un vuelo comercial de American Airlines a Londres (…) Carlos Salinas pasó por nosotros al hotel, nos pidió que estuviéramos en el lobby, y ahí nos recibió con su esposa Ana Paula. Nos saludamos, nos subimos a su coche, él mismo manejaba, y fuimos a cenar a un restaurante muy bonito.
         “Fue una cena muy amena donde se tocaron muchísimos temas, entre ellos, inclusive, la modificación de un artículo de la ley para que Rosario pudiera, ahora por la vía de la elección, ser nuevamente jefa de Gobierno. En ese entonces, Rosario ya sabía que no podía competir por la Presidencia de la República (páginas antes de esta cita, Ahumada afirma que Rosario Robles estaba “¡¡¡ob-se-sio-na-da!!!” con ser Presidenta del país), pero consideraba, y así también lo creía yo, que tenía muchas posibilidades de presentarse a una elección por la jefatura de Gobierno del Distrito Federal y ganarla, pero para eso necesitaba resolver ese escollo. Salinas se comprometió con ella a hacer todo lo que estuviera a su alcance para poder modificarlo, con los votos del PRI e inclusive algunos diputados del PRD.
         “Se abordó el tema de la deuda. Salinas dijo que apoyaría en todo lo que pudiera para conseguir los recursos para pagarla; que hablaría con Roberto Andrade y Arturo Montiel, en ese entonces gobernadores de Tabasco y el Estado de México respectivamente, y con Enrique Peña Nieto, quien en aquel entonces era prácticamente un desconocido a nivel nacional. También aseguró que vería el asunto con otros mandatarios estatales y con la maestra Elba Esther Gordillo, la líder del sindicato magisterial.
         (…)
         “De los viajes a Londres y Cuba surgió otra reunión, que resultó ser decisiva para lo que se dio en llamar los videoescándalos. Para ese entonces, noviembre de 2003, Rosario ya no tenía tanto temor de ver a Salinas en México, por lo que aceptó verlo en su casa de Camino a Santa Teresa.
         “Tomamos todas las precauciones del caso para que nadie se percatara de que Rosario lo vería en su casa.
         (…)
         “Al rato de haber iniciado la reunión, abordamos el tema por el cual íbamos: enseñarle uno de los videos de Bejarano y el de Ímaz, el cual cabe señalar había sido elegido por él de entre los muchos nombres que yo le había mencionado. Yo los llevaba en un disco compacto. Para verlos, nos pidió que pasáramos nuevamente a la biblioteca. Rosario nos dijo que fuéramos nosotros y que ella nos esperaba abajo, que no quería tener nada que ver con ese tema. Su actitud era ridícula, ya que ella incluso había participado en la edición y selección del material.
         “Subimos. Salinas prendió su computadora, puso el disco y comenzaron a aparecer las imágenes de Bejarano en la pantalla. Debo confesar que durante el tiempo que lo traté, nunca lo vi tan emocionado: le brillaban los ojos y sonreía. Dijo algo así como: “Es muy, muy duro, devastador. Con esto están acabados”. Aunque hacía todo por disimular su emoción, ésta lo sobrepasaba.
         “Después puso el de Carlos Ímaz, al que ya no le prestó tanta atención, aunque también le pareció muy bueno, y bajamos a reunirnos con Rosario. Él había quedado totalmente complacido con la muestra que le había dado, tan es así que la reunión se alargó hasta las 5 de la mañana, acompañada de varias botellas del vino francés que nos ofreció.
         (…)
         “En la madrugada, antes de despedirnos, surgió una de las escenas más impactantes que he visto en mi vida. Salinas le mostró su biblioteca a Rosario. Había condecoraciones y fotografías, entre otros recuerdos. Cuando llegamos a la vitrina donde conserva sus bandas presidenciales, Rosario le comentó que debía de ser un gran honor y un orgullo portar la banda presidencial. Salinas inmediatamente tomó una escalerita para poder subir a abrir la vitrina y sacó una de las bandas presidenciales. Yo creía que nos la quería mostrar, y en efecto así lo hizo, pero no fue sólo eso, sino que la tomó y se la puso a Rosario cruzándole el pecho y le dijo: ‘Te luce muy bien’”.

EL COMPLOT DEL “VIDEOESCÁNDALO”

“Como lo mencioné, Carlos Salinas me dio dinero a cambio de los videos. Antes de entregárselos, me hizo llegar aproximadamente 35 millones de pesos. Me los entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en el Estado de México, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi, el boxeador y en ese entonces diputado verde. Entre todos ellos me entregaron esa cantidad de dinero. Diego Fernández de Cevallos me hizo un primer pago, a cuenta, por la cantidad de 33 millones el día 19 de febrero de 2004. Fue depositado de alguna de sus cuentas bancarias a Nueva Perspectiva Editores, la empresa que editaba El Independiente.
         “Repito que el dinero que recibí de Salinas era, por decirlo así, para comprar la deuda que el PRD tenía conmigo; pero en realidad fue más para pagar las deudas que todavía tenía el PRD que para pagarme a mí. Como lo señalé anteriormente, en su gestión como presidenta del PRD, Rosario había endeudado mucho al partido con tal de ganar las elecciones de 2003 y levantar la votación”.






jueves, 9 de agosto de 2012

EL ARTE DE INSULTAR


COLUMNA
CHICOTAZOS



MÉXICO, DONDE “NO PASA NADA”


FREDDY SECUNDINO S.


El guerrero invencible no es aquel que ha ganado mil batallas, sino el que se ha vencido a sí mismo.
Sun Tzu


Para ninguna persona en México medianamente informada es una novedad el deplorable y hasta repulsivo nivel en que ha caído la lucha por la Presidencia de la República. En cada elección, partidos políticos y candidatos, por igual, caen cada vez más bajo en el discurso y en sus acciones para obtener el poder. La sumisión de las autoridades electorales las vuelve vergonzosamente más vomitivas. La intervención de otros actores (IP, sindicatos, Iglesia y otros) rebasa el descaro y el cinismo. Y la sociedad (o una buena parte) es peligrosamente más apática.
         Ha pasado apenas un mes y medio de los comicios federales del 1 de julio pasado y la crispación social, en lugar de disminuir, amenaza con incrementarse en cuanto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) emita su fallo sobre la elección presidencial (que será a favor de Peña Nieto). Basta checar el ritmo cotidiano en las redes sociales para no ser del todo optimista al respecto.
         Un grueso sector de los (se supone) jóvenes en edad para votar desfogan sus simpatías y antipatías unos contra otros. Por un lado, los electores de Enrique Peña Nieto, y por el otro los de Andrés Manuel López Obrador.
         Aquéllos, repitiendo el discurso al estilo Calderón acerca del resultado hasta ahora público, exigiendo que se acepte “haiga sido como haiga sido”. Y los pejistas insistiendo no sólo en que se limpie el cochinero que resultó ser la jornada electoral, sino que se anulen las elecciones, debido a lo mismo: la insultante variedad de irregularidades en ellas cometidas, sobre todo, por el PRI.
         ¿Y el resto, los que votaron por la panista Josefina Vázquez Mota o por el títere de Gabriel Quadri, los que anularon su voto y los que decidieron no ir ni siquiera por curiosidad a las urnas?
         Tal parece que navegan en una aparente apatía y no les importa lo que suceda o, indiferentes por costumbre, prefieren coincidir con los priistas y aceptar que el país avance entre la cultura de la corrupción, la simulación y la descarada y sistemática violación a la ley.
         A todos habrá que recomendarles que lean (aunque esto sea, de antemano, una empresa imposible en el caso de Peña Nieto, y un esfuerzo poco menos que similar con muchos feisbuqueros y tuiteros que en vez de leer un libro al mes dedican horas al día enviando mensajitos fútiles por medio de sus cuentas) El arte de la guerra, del guerrero filósofo chino Sun Tzu, quien hace dos mil 500 años dijo, entre otras cosas, que “nunca se ha visto jamás que una guerra prolongada haya beneficiado a algún Estado”.
         La guerra, detalla en ese histórico libro, es como el fuego: “aquellos que no deponen las armas, éstas los consumen. Por lo tanto, aquellos que no son capaces de ver el peligro que implica el utilizar las tropas, serán igualmente incapaces de utilizarlas para su provecho. Los que son expertos en el arte de la guerra no necesitan de una segunda leva, ni volver a buscar suministros otra vez”.
         De acuerdo con esto, ampliamos la duda: ¿Qué ofende más a México? (y esto no es más que una mínima lista de todo lo que pudiera decirse aquí):
         ¿Que el PRI y Peña hayan comprado la Presidencia?
         ¿Que el consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita, lo haya dado como ganador cuando apenas se empezaban a contar los votos y anticipando casi sin margen de más/menos el resultado que conocimos cuando hubiérense contado todos los votos?
         ¿Que Felipe Calderón habría hecho lo propio en un discurso pregrabado y transmitido en cadena nacional inmediatamente después de que Valdés Zurita habló?
         ¿Que el IFE deseche una tras otra las impugnaciones y exigencias que AMLO y el Movimiento Progresista legalmente le han planteado?
         ¿Que el magistrado presidente del TEPJF, Alejandro Luna Ramos, haya prácticamente adelantado el fallo sobre la elección presidencial, cuando ni siquiera había recibido de parte del IFE la valoración de los comicios, al advertir que “nadie ganará en la mesa lo que no obtuvo en las urnas”?
         ¿Que Monex haya ayudado al PRI a “lavar” millones de pesos y triangularlos a la campaña de Peña Nieto?
         ¿Que Soriana aceptara intercambiar miles y miles de tarjetas prepago para cooptar el voto a favor del candidato priista?
         ¿Que Calderón se muerda la lengua presumiendo en público que (aparentemente) le molestó la eventual utilización de dinero sucio por parte del PRI y sólo una vez haya pedido públicamente que las autoridades electorales investiguen el caso?
         ¿Que el PAN y el Panal se hagan de la vista gorda y, en el caso de los panistas, sólo se deje el caso del rebase de los gastos de campaña por parte del PRI en insulsas declaraciones ante la prensa y una absurda denuncia ante la PGR?
         ¿Que las empresas encuestadoras y medios de información afines al PRI se hayan volcado a favor de Peña Nieto poniéndolo como el candidato invencible, creando en el electorado, con una titánica campaña de virtudes inconcebibles del mexiquense, la idea de que él tenía ganada la batalla desde mucho antes del 1 de julio?
         ¿Que el IFE se haya hecho de la vista gorda ante la sistemática violación a la ley, a pesar de que los monitoreos periódicos de la UNAM dejaban muy clara la inequidad informativa, pues en televisión, radio y medios impresos el priista siempre estaba, al menos, tres puntos arriba que su principal contendiente, AMLO?
         ¿Que el IFE sólo aceptara el recuento de una parte de los votos, no obstante que en todos los casos descubrieron anomalías, lo cual, por lógica, indicaba que en los distritos no considerados en el recuento pudiera haber habido fallas, inclusive, graves?
         ¿Que priistas y medios informativos aplaudidores de Peña pretendan, con autoritaria persistencia, que el movimiento estudiantil #YoSoy132 fue un engendro de AMLO y es manipulado por el Movimiento Progresista, por el solo hecho de que se oponen a la imposición ilegal de Peña en la Presidencia?
         ¿Que algunos integrantes de este aguerrido grupo de chavos, un día sí y otro también, manifieste su descontento pacíficamente adentro de las tiendas Soriana?
         ¿Que los propietarios de Soriana no los bajen de violentos y, de la mano del PRI y los grandes corporativos empresariales, los amenacen con denunciarlos de sabotaje (un delito grave), por los casos de incendio en algunas tiendas (aparte de las manifestaciones en ellas), sin tener las pruebas suficientes para asegurar que fueron integrantes del movimiento estudiantil?
         ¿Que el #YoSoy132 organice marcha tras marcha e insista en que su objetivo es impedir que Peña tome posesión?
         ¿Que gobiernos extranjeros ya le llamen a Peña Presidente electo, sin serlo?
         ¿Que AMLO, el Movimiento Progresista y millones de electores (muchos más que los que les dieron su voto) no quieran vivir en la cultura de la simulación y la corrupción e insistan en que el IFE y el TEPJF hagan su trabajo apegados a derecho y conforme a la ley, y no se doblen, como siempre, ante intereses de grupo o partidistas?
         ¿Que a un gran porcentaje de la población no le importe que el ganador acceda al poder gracias a la trampa y la descarada violación a la ley?
         ¿Que se desperdicien millones y millones de pesos en spots publicitarios podridos por la vulgaridad y la adjetivación visceral?
         ¿Que cada año se sumen más de 500 mil ninis (jóvenes que no estudian ni trabajan) porque no alcanzan cupo en ninguna institución de educación superior y, eventualmente, muchos de ellos terminen su vida descabezados o desmembrados, víctimas de la industria del narcotráfico?
         ¿Que cientos de estos chavos se manifiesten en las calles de algunas ciudades del país exigiendo un lugar en la escuela y las autoridades federales sólo les den atole con el dedo ofreciéndoles una especie de lamparitas de petróleo (“becas” y supuestas oportunidades en escuelas técnicas) para alumbrar su oscuro e incierto futuro?
         ¿Que el desempleo crezca y crezca, como dice la canción, “como la hiedra en el agua”, y Calderón diga cínicamente que no es cierto, aunque el INEGI lo desmienta siempre?
         ¿Que a cada informe del INEGI la cifra de pobres suba como la espuma y no sean 52 millones de mexicanos en esa situación, sino muchos más?
         ¿Que el número de ricos en el país sea cada vez menos y éstos sean cada año más ricos?
         ¿Que se presuman “éxitos” en la estúpida guerra contra el narco y de pronto nos despertemos con que más y más policías y militares están involucrados con los delincuentes?
         ¿Que de tantos muertos que suman ya (como van las cosas, el sexenio acabará con cien mil cruces encima), lo veamos como algo normal?
         ¿Que los productos de la canasta básica suben porcentualmente mucho más allá del valor adquisitivo de nuestra moneda?
         ¿Que a quienes protestan por todo esto se les llame revoltosos, radicales, “hugochavistas”, locos, frustrados, peleoneros, desquiciados y quién sabe qué otras linduras más?
         ¿Que cualquiera de estas interrogantes nos hagan acostumbrarnos a pensar en que tenemos a los gobernantes que nos merecemos?
         ¿Que nos hagamos a la idea de que nos espera otro sexenio igual o peor que, al menos, los cuatro anteriores, considerados los peores de la historia moderna nacional?
         Súmele el lector sus propias preguntas.
         Pero el mayor insulto, sin duda, es la escandalosa y grotesca manipulación de la involuntaria (¿acaso debo decir voluntaria?) incultura política en la mayoría de los mexicanos, una de las principales razones de que la clase gobernante haga de las suyas como lo está haciendo ahora y ello abone a que México sea cada vez más el país del “no pasa nada”.