COLUMNA
CHICOTAZOS
RUMBO AL 2º. DEBATE ENTRE PRESIDENCIABLES
FREDDY SECUNDINO S.
El segundo
debate por la Presidencia de México (el próximo 10 de junio en Guadalajara) se realizará precedido de una exacerbación racional provocada por la irrupción inesperada
de los estudiantes de nivel licenciatura, más uno que otro zancudo escandaloso
que se sumó a la algarabía político-social del electorado mexicano.
Histórico, por diversos motivos, será
este segundo y último encuentro entre las cuatro personas que aspiran a
gobernar nuestro país del 1 de diciembre próximo al 30 de noviembre del 2018.
Histórico, en primer lugar, porque las
dos principales televisoras nacionales lo transmitirán por sus canales de mayor
audiencia (2 y 13), debido a la presión ejercida por el movimiento estudiantil
#YoSoy132.
Histórico porque nunca como ahora las
empresas encuestadoras habían sido tan cuestionadas, debido a la “curiosa” (por
decir lo menos) coincidencia en sus resultados que, pese a la opinión pública
en contrario, nunca han dejado de adjudicarle una súper ventaja a un candidato,
en este caso al priista Enrique Peña Nieto, haciendo de él un político aparentemente
invencible al que no le afecta ni la mayor verdad en su contra.
Histórico porque ni siquiera en el 2006
tantos medios de información se habían hecho cómplices entre sí a favor de un
candidato (Peña) y contra otro (AMLO). La diferencia de la pasada elección con
ésta, es que entonces un sector de la Iniciativa Privada (la llamada “mafia”,
como la identificó AMLO) le hizo al francotirador oficial, pagando una
millonaria campaña inescrupulosa de desprestigio con aquello del “un peligro
para México”. También diferente porque su estrategia (de los medios hermanados con
las encuestadoras y esa IP) no se basa en una sola frase, sino en varias y en
diversas acciones (¡¡hasta la volatilidad financiera se la achacan a AMLO!!,
pero sólo hasta ahora que ya es una seria amenaza para el priista).
Histórico porque nunca como ahora se
habían dado tantas traiciones y vergonzosas volteretas públicas entre miembros
del partido en el poder, a favor de quien suponen que será el ganador. Los
casos de Manuel Espino y Vicente Fox (sobre todo éste) son paradigmáticos.
Histórico porque, por primera vez, el
formato será un poco diferente a lo aburrido y soso de los anteriores, lo cual
no implica, per se, que garantice
absoluta atención durante su desarrollo y, sobre todo, interés de los electores
por verlo.
Histórico, finalmente, porque el
encuentro se realizará en una ciudad (Guadalajara) distinta a la capital del
país (todos se han hecho en el DF) y, más aún, en un estado (Jalisco) donde
gobierna el partido que ostenta la Presidencia de la República.
EL RAYO #YOSOY132
La descarga
eléctrica que resultó ser el movimiento estudiantil que se gestó en la Universidad
Iberoamericana durante la visita que allí hizo Peña Nieto el 11 de mayo pasado,
pero que se expandió cual virus benigno por todos los planteles de educación
superior del país, ha sido, sin duda y por una parte, el detonante de la
frescura que sacó del marasmo a las campañas electorales.
Aunque priistas y ahora Foximiliano
Hastelburro (léase Chente El Plesosaurio Botudo)
insistan en que los chavos universitarios fueron creados y manipulados “por
alguien” de la izquierda, lo cierto es que en todo el país la gran mayoría de
los estudiantes con credencial para votar y un buen sector de la sociedad se
han vuelto los voceros de quienes, aunque en silencio aún, no desean que
continúe el PAN en el gobierno, ni mucho menos que regrese el PRI.
Las empresas encuestadoras que están
con Peña y contra AMLO no cambiarán su papel por nada del mundo, ni los medios
de información afines dejarán de pagarles o le retirarán el apellido como
hermanos que son. Y ninguno de estos últimos le van a dar importancia a los sondeos
que se hacen en las redes sociales o en las universidades públicas y privadas,
en los que -¡mire usted como son las cosas!-, sin diferencia, AMLO arrasa.
Por esto, no sólo no deja de
sorprender, sino que es muy importante tomarlo en cuenta, lo dicho al respecto
por la consejera electoral del IFE María Marván Laborde:
Los estudios de opinión, dijo durante
una entrevista para el periódico La Jornada (3 de junio de 2012), “son usados
para decir mentiras; se están utilizando de manera mañosa”.
E hizo una denuncia:
“La gran mayoría de las encuestadoras
no nos entrega (al IFE) la base de datos (método de muestreo, tamaño de la
muestra, fraseo de la pregunta, porcentaje que no contestó, nivel de confianza,
rango de error estadístico, etc.)”.
A esto, salvo el propio medio citado,
ningún otro le dio espacio al dicho de la consejera electoral, ni mucho menos
le dio seguimiento al caso. ¿Cómo no ponerlo, ni siquiera, a discusión? ¿Cómo
no entender sesgo particular hacia Peña, por parte de los medios de información
tan cuestionados públicamente por el #YoSoy132, si nunca, ¡jamás!, dan una
noticia u opinión negativa en contra del priista y sí siempre (tooooodos los
días) contra el perredista? Siempre lo negarán, aunque los hechos digan lo
contrario.
Un pueblo, como el nuestro, tan
desinformado y, peor aún, despreocupado por hacerlo, al menos, en elecciones
presidenciales, acaba por convencerse de lo que dicen en la televisión y en la
radio. Así pasó con el voto a favor del impronunciable y vergonzoso Fox (aunque
muchos se arrepintieron muy pronto) y con el militarizado de Calderón (a quien
le pagarán mandando a la candidata de su partido al basurero).
¿Quién les asegura, a quienes dicen que
votarán por Peña, que el priista no será como los dos panistas que dejaron el
país donde está: sumido en la violencia, la inseguridad y el desempleo
creciendo como la espuma?
¿Cómo se dividirá el voto de los poco
menos de 24 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años de edad? Hasta ahora, y
de acuerdo con los simulacros electorales realizados en universidades públicas
y privadas de todo el país, el nivel de simpatía por AMLO promedia el 80 por
ciento de quienes han participado en esos sondeos (reales, contantes y sonantes),
inclusive en estados donde el gobernador en turno es priista y ganó por
mayoría.
¿Cuántos de ellos (a quienes se les
puede cuantificar entre los llamados “ninis”, sin estudio ni trabajo) no le
creen a Peña?
¿Cuántos se abstendrán o anularán su
voto?
¿Y cuántos de los indecisos (30 por
ciento del electorado, hasta ahora) decidirán acudir ante las urnas y tachar la
boleta con el nombre de alguno de los cuatro aspirantes a la silla
presidencial?
La respuesta a estas interrogantes (más
las que se sumen aquí) no saldrán del segundo debate entre ellos (por más golpes
certeros o bajos que haya allí), sino del número de votantes en las urnas, pues todo
parece indicar que, más allá de las encuestas pagadas que ya todo mundo conoce
y muchos ignoran, Peña va en picada y AMLO en acelerada ascendencia, y a más votantes, menores son las posibilidades del priista de ganar.
Y todo esto que estamos viviendo los mexicanos es, en buena medida, gracias al
#YoSoy132. Así, la llamada “primavera mexicana” no sólo revivió los girasoles.
Ha prodigado todo un jardín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario