COLUMNA
CHICOTAZOS
MÉXICO, DONDE “NO PASA NADA”
FREDDY SECUNDINO S.
El guerrero invencible no es
aquel que ha ganado mil batallas, sino el que se ha vencido a sí mismo.
Sun Tzu
Para ninguna
persona en México medianamente informada es una novedad el deplorable y hasta
repulsivo nivel en que ha caído la lucha por la Presidencia de la República. En
cada elección, partidos políticos y candidatos, por igual, caen cada vez más
bajo en el discurso y en sus acciones para obtener el poder. La sumisión de las
autoridades electorales las vuelve vergonzosamente más vomitivas. La intervención
de otros actores (IP, sindicatos, Iglesia y otros) rebasa el descaro y el cinismo.
Y la sociedad (o una buena parte) es peligrosamente más apática.
Ha pasado apenas un mes y medio de los comicios
federales del 1 de julio pasado y la crispación social, en lugar de disminuir,
amenaza con incrementarse en cuanto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación (TEPJF) emita su fallo sobre la elección presidencial (que será a
favor de Peña Nieto). Basta checar el ritmo cotidiano en las redes sociales
para no ser del todo optimista al respecto.
Un grueso sector de los (se supone)
jóvenes en edad para votar desfogan sus simpatías y antipatías unos contra
otros. Por un lado, los electores de Enrique Peña Nieto, y por el otro los de
Andrés Manuel López Obrador.
Aquéllos, repitiendo el discurso al
estilo Calderón acerca del resultado hasta ahora público, exigiendo que se
acepte “haiga sido como haiga sido”. Y los pejistas insistiendo no sólo en que
se limpie el cochinero que resultó ser la jornada electoral, sino que se anulen
las elecciones, debido a lo mismo: la insultante variedad de irregularidades en
ellas cometidas, sobre todo, por el PRI.
¿Y el resto, los que votaron por la
panista Josefina Vázquez Mota o por el títere de Gabriel Quadri, los que
anularon su voto y los que decidieron no ir ni siquiera por curiosidad a las
urnas?
Tal parece que navegan en una aparente
apatía y no les importa lo que suceda o, indiferentes por costumbre, prefieren
coincidir con los priistas y aceptar que el país avance entre la cultura de la
corrupción, la simulación y la descarada y sistemática violación a la ley.
A todos habrá que recomendarles que
lean (aunque esto sea, de antemano, una empresa imposible en el caso de Peña
Nieto, y un esfuerzo poco menos que similar con muchos feisbuqueros y tuiteros
que en vez de leer un libro al mes dedican horas al día enviando mensajitos
fútiles por medio de sus cuentas) El arte
de la guerra, del guerrero filósofo chino Sun Tzu, quien hace dos mil 500
años dijo, entre otras cosas, que “nunca se ha visto jamás que una guerra
prolongada haya beneficiado a algún Estado”.
La guerra, detalla en ese histórico libro,
es como el fuego: “aquellos que no deponen las armas, éstas los consumen. Por
lo tanto, aquellos que no son capaces de ver el peligro que implica el utilizar
las tropas, serán igualmente incapaces de utilizarlas para su provecho. Los que
son expertos en el arte de la guerra no necesitan de una segunda leva, ni
volver a buscar suministros otra vez”.
De acuerdo con esto, ampliamos la duda:
¿Qué ofende más a México? (y esto no es más que una mínima lista de todo lo que
pudiera decirse aquí):
¿Que el PRI y Peña hayan comprado la
Presidencia?
¿Que el consejero presidente del Instituto
Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita, lo haya dado como ganador cuando
apenas se empezaban a contar los votos y anticipando casi sin margen de más/menos
el resultado que conocimos cuando hubiérense contado todos los votos?
¿Que Felipe Calderón habría hecho lo
propio en un discurso pregrabado y transmitido en cadena nacional
inmediatamente después de que Valdés Zurita habló?
¿Que el IFE deseche una tras otra las
impugnaciones y exigencias que AMLO y el Movimiento Progresista legalmente le
han planteado?
¿Que el magistrado presidente del
TEPJF, Alejandro Luna Ramos, haya prácticamente adelantado el fallo sobre la
elección presidencial, cuando ni siquiera había recibido de parte del IFE la
valoración de los comicios, al advertir que “nadie ganará en la mesa lo que no
obtuvo en las urnas”?
¿Que Monex haya ayudado al PRI a “lavar”
millones de pesos y triangularlos a la campaña de Peña Nieto?
¿Que Soriana aceptara intercambiar
miles y miles de tarjetas prepago para cooptar el voto a favor del candidato
priista?
¿Que Calderón se muerda la lengua
presumiendo en público que (aparentemente) le molestó la eventual utilización
de dinero sucio por parte del PRI y sólo una vez haya pedido públicamente que
las autoridades electorales investiguen el caso?
¿Que el PAN y el Panal se hagan de la
vista gorda y, en el caso de los panistas, sólo se deje el caso del rebase de
los gastos de campaña por parte del PRI en insulsas declaraciones ante la
prensa y una absurda denuncia ante la PGR?
¿Que las empresas encuestadoras y
medios de información afines al PRI se hayan volcado a favor de Peña Nieto poniéndolo
como el candidato invencible, creando en el electorado, con una titánica
campaña de virtudes inconcebibles del mexiquense, la idea de que él tenía ganada
la batalla desde mucho antes del 1 de julio?
¿Que el IFE se haya hecho de la vista
gorda ante la sistemática violación a la ley, a pesar de que los monitoreos
periódicos de la UNAM dejaban muy clara la inequidad informativa, pues en
televisión, radio y medios impresos el priista siempre estaba, al menos, tres
puntos arriba que su principal contendiente, AMLO?
¿Que el IFE sólo aceptara el recuento
de una parte de los votos, no obstante que en todos los casos descubrieron anomalías,
lo cual, por lógica, indicaba que en los distritos no considerados en el
recuento pudiera haber habido fallas, inclusive, graves?
¿Que priistas y medios informativos
aplaudidores de Peña pretendan, con autoritaria persistencia, que el movimiento
estudiantil #YoSoy132 fue un engendro de AMLO y es manipulado por el Movimiento
Progresista, por el solo hecho de que se oponen a la imposición ilegal de Peña
en la Presidencia?
¿Que algunos integrantes de este
aguerrido grupo de chavos, un día sí y otro también, manifieste su descontento
pacíficamente adentro de las tiendas Soriana?
¿Que los propietarios de Soriana no los
bajen de violentos y, de la mano del PRI y los grandes corporativos
empresariales, los amenacen con denunciarlos de sabotaje (un delito grave), por
los casos de incendio en algunas tiendas (aparte de las manifestaciones en
ellas), sin tener las pruebas suficientes para asegurar que fueron integrantes
del movimiento estudiantil?
¿Que el #YoSoy132 organice marcha tras
marcha e insista en que su objetivo es impedir que Peña tome posesión?
¿Que gobiernos extranjeros ya le llamen
a Peña Presidente electo, sin serlo?
¿Que AMLO, el Movimiento Progresista y
millones de electores (muchos más que los que les dieron su voto) no quieran
vivir en la cultura de la simulación y la corrupción e insistan en que el IFE y
el TEPJF hagan su trabajo apegados a derecho y conforme a la ley, y no se doblen,
como siempre, ante intereses de grupo o partidistas?
¿Que a un gran porcentaje de la
población no le importe que el ganador acceda al poder gracias a la trampa y la
descarada violación a la ley?
¿Que se desperdicien millones y
millones de pesos en spots
publicitarios podridos por la vulgaridad y la adjetivación visceral?
¿Que cada año se sumen más de 500 mil ninis (jóvenes que no estudian ni
trabajan) porque no alcanzan cupo en ninguna institución de educación superior
y, eventualmente, muchos de ellos terminen su vida descabezados o desmembrados,
víctimas de la industria del narcotráfico?
¿Que cientos de estos chavos se
manifiesten en las calles de algunas ciudades del país exigiendo un lugar en la
escuela y las autoridades federales sólo les den atole con el dedo
ofreciéndoles una especie de lamparitas de petróleo (“becas” y supuestas
oportunidades en escuelas técnicas) para alumbrar su oscuro e incierto futuro?
¿Que el desempleo crezca y crezca, como
dice la canción, “como la hiedra en el agua”, y Calderón diga cínicamente que
no es cierto, aunque el INEGI lo desmienta siempre?
¿Que a cada informe del INEGI la cifra
de pobres suba como la espuma y no sean 52 millones de mexicanos en esa
situación, sino muchos más?
¿Que el número de ricos en el país sea
cada vez menos y éstos sean cada año más ricos?
¿Que se presuman “éxitos” en la
estúpida guerra contra el narco y de pronto nos despertemos con que más y más
policías y militares están involucrados con los delincuentes?
¿Que de tantos muertos que suman ya
(como van las cosas, el sexenio acabará con cien mil cruces encima), lo veamos
como algo normal?
¿Que los productos de la canasta básica
suben porcentualmente mucho más allá del valor adquisitivo de nuestra moneda?
¿Que a quienes protestan por todo esto
se les llame revoltosos, radicales, “hugochavistas”, locos, frustrados,
peleoneros, desquiciados y quién sabe qué otras linduras más?
¿Que cualquiera de estas interrogantes
nos hagan acostumbrarnos a pensar en que tenemos a los gobernantes que nos
merecemos?
¿Que nos hagamos a la idea de que nos
espera otro sexenio igual o peor que, al menos, los cuatro anteriores,
considerados los peores de la historia moderna nacional?
Súmele el lector sus propias preguntas.
Pero el mayor insulto, sin duda, es la
escandalosa y grotesca manipulación de la involuntaria (¿acaso debo decir voluntaria?)
incultura política en la mayoría de los mexicanos, una de las principales
razones de que la clase gobernante haga de las suyas como lo está haciendo
ahora y ello abone a que México sea cada vez más el país del “no pasa nada”.
El colmo, son los únicamente 13 espectaculares que pudo ver nada más el IFE
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=XVTZMwBuuiI&feature=youtu.be