COLUMNA
CHICOTAZOS
LITERATURA FANTÁSTICA MEXICANA
FREDDY SECUNDINO S.
Por aclamación
popular (de mi ego, mi alterego, yo mesmo y una que otra admiradora cegatona),
este escritorzuelo ha decidido redactar esta columna (¡¡¡¡oooootra vez!!!!) con
su muy personal y purococostero estilo de máxima seriedad para asuntos que al
país (o sea, éste, el nuestro, México lindo y qué herido) lo tienen en el
primer lugar de la salinista OCDE (son siglas, así que pónganle el significado
que les dé su rech…iflada gana), a fin de promover las fantásticas obras literarias
merecedoras del Nobel que pululan (perdón, quise decir pustulan… de pus) en
nuestra co-narca (¡ups!... quise decir comarca) tequilera.
Resulta que hace un tiempecito, cuando
yo era más joven y menos bello (bueno, eso dice mi santa madre, que se llama
Matilde y no Teresa, pero que cada vez que le digo que tengo una pesadilla me
pide que rece y yo le contesto que está ca…ñón más que el del Sumidero porque
me la pasaría rezando todo el tiempo, pues las pesadillas son por la vida que
nos dan nuestros políticos y no las de mis dulces sueños –ella sabe que duermo
mejor que un niño-dios), en un periódico del manchado DF de cuyo nombre no
quiero acordarme, yo publicaba una columna en la que tenía como personajes
principales a Foximiliano Hastelburro (el mismo que se hacía llamar Vincent Van
Vox) y su linda y culta esposa Mar Tita
Saa Goon (originaria de la chinada, de ahí sus granmurallescos apelativos),
quienes en ese entonces estaban construyendo la biblioteca que vendría a
sustituir el legado histórico de la mítica y faraónica de Alejandría.
Para escribir esa columna semanal,
contraté a reporteras y reporteros especiales, informantes secretos e
informantas secretas, y de vez en cuando espías y espíos quienes con nacionalista
y patriotera voluntad me hacían llegar info exclusiva sobre lo que cubriría los
estantes de la mega bodega (perdón, la biblioteca). A estas chiquillas y
chiquillos las y los identifiqué de diversa manera (víboras prietas, alimañas,
lenguas viperinas, et al).
Pido de todo corazón que no vayan a
pensar ustedes, sus mercedes (o sus Opel o sus Vochos o sus Dosh Patash) que me
he vuelto loco y éste es parte de mi diario (no, eso déjenselo a Mario Iván
Martínez con su papel teatral), ni que soy uno de cada cinco mexicanos que
sufre de trastorno mental, ni que soy parte del ocho por ciento nacional con
depresión… No, ¡¡¡obvio no!!!... Si en este país lo que sobran son motivos para
vivir felices y contentos (y si así no lo hiciere, que el #Yosoy132, la CNTE,
el SME, Antorcha Campesina y la maestra Elba Esther me lo demanden)…
Ustedes bien saben que hace doce años, El Manco del Espanto (o séase, Foximiliano
Hastelburro) sacó a un tal PRI (un monstruo prehistórico) de Los Pinoles (una selva
en el DF), ¡¡a patadas!! (él fue el inventor de las botas con las que ahora se
identifica a un baile que le dicen “tribal”, aunque las suyas eran de charol).
Y también saben que este fulano (o
mengano, o perengano, ¡¡vayan ustedes a saber su identidad monárquica!!), le cedió su silla a su
discípulo mayor, un tal Don Felipe, quien es el padrastro de la conocidísima
corriente filosófica “Haiga sido como haiga sido”, y éste, a su vez, ahora se
la dejará (la silla) a un tal Quique Lector (en realidad, se llama Kike Yimi Neutrón,
pero no le gusta este nombre), con el mismo con quien acordó (valiéndose de una
quesque Reforma Laboral) poner a trabajar “a todo mundo” en México, ipso facto…
O séase, en chin… (perdón, como en China… Debo recurrir a estas aclaraciones
porque mi compu 286 no me permite borrar lo ya escrito).
Así que, enfermo de felicidad porque
nunca me faltará trabajo y hasta puedo cobrar por hora laborada (“friéguese”, me
dijo mi alterego, “pa que se le quite eso de andar de mitotero diciendo que el
30 por ciento de mexicanas y mexicanos no tiene empleo”), como a todas y todos
las y los habitantes de esta gran nación, pues me congratulo porque ya se
enterró la pobreza (Don Felipe dixit) y los que dicen que existen (ya ven que
nunca sobran los mal intencionados que siempre hablan mal de todo, bola de
amargados apologistas de la violencia) es porque son unos burros orejones que
no quieren estudiar y prefieren quedarse en su residencia comiendo todo el
santo día ¡puro huevo! (pa aprovechar que casi lo regalan, ¡¡¡con doble
yema y sin gripe aviar!!!).
Sólo por eso, y como merecidísimo
homenaje al encantador de tepocatas (o séase, el viril y prozaico –relativo al
Prozac, no piensen mal– Vincent Van Vox), pues debido a él este frijolero país (¿debí
escribir huevero país?) es ya, desde hace doce años, un imperio mundial,
¡¡gracias a nuestra sangre derramada!! (perdón, a la de casi cien mil
compatriotas), hoy retomo (me vale que una tal Aris Tegui me diga borrachín de Los Pinoles) la lista
de las fantásticas obras Nobel que formarán parte de la mega biblioteca de
Quique Lector.
He aquí la lista que hoy me pasó una
lengua viperina y con la que Kike Yimi Neutrón le hará competencia al homo
habilis al alto vacío (o séase, Su Majestad el ciertamente bigotón con botas
tribal mandamás de la hermana república bicicletera de San Cristóbal, del
hermoso y lejano reino de Guanajuato con su Cristo de la montaña, quien al
pararse de la silla de Los Pinoles construyó su mega centro cultural):
Vincent
Van Vox: El mono gramático.
Andrés
Manuel: El naufragio de la esperanza.
Paulina
Rubio, Jeni Rivera, Miguel Bosé y Beto Cuevas: La otra voz (México).
Silvano
Aureoles: Piedra de sol.
Gustavo
Madero, Ernesto Cordero, Quique Lector y Juanito: Cuatro gatos encerrados.
Don
Felipe: La tierra baldía.
Elba
Esther: La reina oculta.
Leonardo
Valdés: El hombre subterráneo.
Manlio
Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Javier Lozano: Golpe de dados.
Onésimo
Cepeda y Norberto Rivera: Dios es un
DJ.
Fabi
Ruchis: El retablo del Conde Eros.
Carlos
Salinas: El rey que no oía pero
escuchaba.
Don
Felipe: El hombre de las manos vacías.
Angélica
Laga Viota: El esposo divino.
Don
Felipe, Leonardo Valdés y Quique Lector: El pacto de las dos rosas.
PRI,
PAN, IFE y TEPJF: Líneas conectadas.
Carlos
Slim: La boca pobre.
Agustín
Carstens: La vida dura: una exégesis
de lo escuálido.
Gabriel
Quadri: El ser y la nada.
Don
Felipe: El dios de la masacre.
Este escritorzuelo aclara a su culto
auditorio (pejezombies incluidos) que la lista que me filtró una víbora prieta
es mucho más extensa, pero por razones (y sin razones) de espacio e intolerancia
ajena me abstengo de incluir más obras ahora.
Además, no quiero que superen en nivel
de lectura a Kike Yimi Neutrón, quien se echa (no sé de qué modo, pero se los
echa) al menos tres libros al día.
También quiero ser claro y diáfano: si
aparece varias veces Don Felipe no es porque yo lo quiera demasiado o me dé "chayo" para ponerlo como el máximo escritor mexicano… No, ¡¡¡obvio no!!!... Lo
que pasa, supongo, es que él y el multipremiado Yordi Rosado (próximo
presidente del Conaculta) se pelean esta semana el primer lugar con más libros
de superación personal publicados (a ver, ¿cómo les quedó el ojo?).
En columnas posteriores, si ustedes me
lo admiten (su tiempo, aclaro), iré dando más nombres de célebres autores y
autoras de tan especiales obras, todas y todos con méritos de sobra para recibir el
Nobel de literatura un siglo de éstos, por supuesto.
Mientras tanto, aténganse a las
consecuencias (de la histórica y “head hunter” inigualable Reforma Laboral, que
pone a México en guardia… Perdón, a la vanguardia…, ustedes dirán de qué).
No hay comentarios:
Publicar un comentario